La Vanguardia

La puntería del genio

El crack argentino se ha especializ­ado en lanzar faltas como nadie y en colocarlas por el mismo sitio

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

La presente temporada es la más prolífica de Leo Messi a balón parado: seis de sus 30 goles los ha marcado de lanzamient­o directo de falta, y los seis han entrado pegados a la escuadra izquierda.

Coke, Iborra, N’Zonzi, Rami, Gameiro y Krohn-Dehli. Ellos, con tres jugadores de 1,90 metros, eran los seis futbolista­s del Sevilla que formaban la barrera que Sergio Rico colocó. Los seis se giraron en cuanto la pelota los superó por curiosidad, sorprendid­os por el efecto que Leo Messi le había infligido al esférico y se quedaron anonadados mirando cómo el cuero se alojaba en la escuadra contraria de la portería. En la barrera los jugadores más altos se situaron para tapar el primer palo. La falta era para un diestro pero el zurdo se inventó un golpeo raro, diferente, especial, para componer una parábola que pasó por encima de uno de los bajitos, Gameiro. Un toque de genio.

Algo parecido sucedió hace dos semanas cuando el cantante Eros Ramazzotti visitó la ciudad deportiva del Barça coincidien­do con un concierto en el Palau Sant Jordi. Allí retó a Messi a marcar un gol desde detrás de la portería estando escorado. A la primera, el argentino la embocó con una rosca extrema. Así que no es extraño que éste ya sea el curso más prolífico de Messi a balón parado. Seis de los 30 goles que lleva han sido de lanzamient­o directo de falta. Todos decisivos, cinco para abrir el casillero del Barcelona y el segundo de la Supercopa para remontar el gol inicial de Banega en Tiflis.

Se da la circunstan­cia de que los seis de este año–el más lejano desde 27 metros contra el Celta– han entrado pegados a la escuadra izquierda del portero, incluso en el de la Copa contra el Espanyol tocó en el larguero antes de entrar. “La pierna izquierda de Leo es única”, se rinde a la evidencia Luis Suárez.

Autor de 22 goles de falta con el Barça –sólo dos (Ajax y Athletic) fueron con más potencia que colocación– y tres más con Argentina, hasta ahora la mejor temporada del diez en la especialid­ad eran los cuatro goles que marcó en el curso 2012-13, con dos a Casillas (uno en la Supercopa y otro en la Liga), otro al Granada y un cuarto al Betis. En ese duelo contra los verdiblanc­os en mayo de 2013 ya estuvo a punto de calcar el gol del domingo. A Adrián, actualment­e portero del West Ham, sólo le salvó que el balón impactó en la mismísima cruceta. Algo que sí que le salió por primera vez ante Courtois en el Calderón en febrero del 2012, aunque el portero estaba colocando una barrera que el Barça nunca pidió.

Por cercanía, ya que compartier­on vestuario, su maestro sería Ronaldinho. Por edad, Leo también pudo fijarse en Juninho Pernambuca­no, Pirlo o Beckham. Y por ser zurdo, sus faltas remiten a Mihajlovic, actual entrenador del Milan, que con el Lazio llegó a firmar un hat trick de faltas al Sampdoria en 1998. Pero lo cierto es que Messi no se adueñó de las faltas en el Barça hasta el 2011. Ya que en la primera temporada de Guardiola, los especialis­tas del equipo eran Xavi –marcó en la final de la Copa de Mesta- lla– y Alves. Ellos se repartían los lanzamient­os. Y en la temporada siguiente, con la llegada de Ibra, eran ya cuatro con los que compartir.

Pero todos los que conocen bien a Messi fijan como punto de inflexión una clase magistral en el estadio Vélodrome en el 2009 de Diego Armando Maradona, entonces selecciona­dor argentino, a Leo. Según Ramiro Martín, autor del libro Messi, un genio en la escuela del fútbol, “probableme­nte se trate del único legado concreto de Maradona a Messi”. El Pelusa quería que el líder de la albicelest­e ejecutase los libres directos y se dio cuenta de que el barcelonis­ta le pegaba demasiado seco al balón. “No quites tan rápido el pie de la pelota, porque entonces ella no sabe dónde quieres que vaya”, le aconsejó al final de la sesión. Era una cuestión de informació­n.

En la serie de dibujos animados Campeones, Oliver Atom le habla a la pelota, porque quiere que sea su mejor amiga. Es una exageració­n, pero el impacto en un lanzamient­o de falta no deja de ser un diálogo entre la bota, como extensión de la idea del lanzador, y el balón. El chutador tiene que darle una dirección, hacer de mensajero, aconsejar a su amiga, acompañarl­a de la mano, pero hablándole sólo con el pie. Y el diálogo ha dado resultado. Ahora donde Messi pone el ojo, pone la bala. Sus disparos siempre llevan peligro. Porque además de los 22 goles, en los últimos cinco cursos Messi ha estrellado 17 faltas en la madera. Todo a base de hablar con ella.

DONDE PONE EL OJO ... En los últimos cinco años, los postes y el larguero han impedido hasta 17 goles más de falta del diez UNA MEJORA PROGRESIVA Maradona le descubrió que chutaba demasiado ‘seco’ pero hasta 2011 Leo no se adueñó de los libres directos

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JOSEP LAGO / AFP
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ALBERTO ESTÉVEZ / EFE

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