La ayuda humanitaria llega con dificultad a Siria, pese a la tregua
Gracias a la tregua que el sábado entró en vigor, miles de sirios pudieron recibir la urgente ayuda alimentaria, aplazada una y otra vez. La ONU anunció que sus primeros convoyes llegaron a Muadamiyat el Sham, controlada por la oposición, cargados de mantas, cajas de jabón y detergente. Hay casi medio millón de sirios atrapados en trece locali- dades asediadas por el ejército, que esperan, algunas desde hace años, según el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, el socorro internacional. “Los alimentos, las medicinas son bloqueadas con frecuencia –explicó Zeid Raad el Husein– y miles de personas se exponen a morir de hambre”.
Esta ayuda no puede ser encaminada fácilmente porque necesita, cada vez, el acuerdo del Gobierno para mantener abierto el corredor humanitario a través de las líneas del frente, a fin de acceder a las poblaciones asediadas en mano de los rebeldes.
El alivio de la población es resultado palpable de este alto el fuego pactado por EE.UU. y Rusia. El enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, había tratado en vano una tregua en Alepo que permitiese la distribución de socorros a la zona dominada por los rebeldes.
Según la estimación del Observa- torio Sirio de Derechos Humanos, ha descendido drásticamente el número de víctimas en los territorios en que se ha aplicado la tregua, de los que se excluyeron los sometidos a los yihadistas del Estado Islámico y del Frente Al Nusra.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Mun, afirmó que el alto el fuego “se mantiene globalmente, pese a algunos incidentes”.
La oposición ha denunciado ataques de la aviación siria y avances de tropas en la Guta, a las afueras de Damasco, y bombardeos de cazas rusos. Los principales beligerantes se acusaron mutuamente de algunas violaciones del alto el fuego.
En Siria hay varias guerras simultáneas. Turquía, que no ha suscrito el acuerdo, ha continuado atacando a los combatientes kurdos, que considera terroristas y a los que, en cambio, ayuda EE.UU. al estar en la vanguardia contra los yihadistas. Su artillería ha vuelto a bombardear bases del Estado Islámico.
La calma en Damasco, en Alepo y otras localidades ha permitido a la población dormir sin bombardeos, vivir sin súbitas deflagraciones. Equipos médicos de urgencia han podido descansar y muchos colegiales jugaron en el patio de sus escuelas. “Ahora hay que lograr una tregua –comentaba una radio damascena– en los embotellamientos de la capital, en los cortes de corriente eléctrica, en la subida galopante de los precios”.