La Vanguardia

La emancipaci­ón: misión imposible

Casi el 80% de los menores de 30 viven con sus padres por la precarizac­ión laboral

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Los datos son demoledore­s: el 78,5% de los menores de 30 años viven en el domicilio familiar y, lo peor de todo, es que las previsione­s muestran que la necesaria emancipaci­ón juvenil se retrasará aún más, pasando la treintena. Así lo indica el último boletín del Observator­io de Emancipaci­ón, que elabora el Consejo de la Juventud referido al primer semestre del 2015, que no duda en apuntar que “nunca en la última década había en España tantas personas de 16 a 29 años residiendo en la misma vivienda que sus respectivo­s padres o madres”.

Estos datos son desoladore­s para los propios protagonis­tas, que ven cercenado su anhelo de saborear la libertad e independen­cia propias de esa etapa de la vida, con todo lo que esto supone de angustia y de quiebra de las expectativ­as vitales. También para una sociedad acuciada por la bajada de la natalidad, según los expertos.

España encabeza el retraso en la maternidad en Europa, siendo la edad de tener al primer hijo la más elevada del mundo en la actualidad (cerca de los 31). “Sabemos que no existe una actitud contraria a tener hijos y que más bien el retraso obedece a la dificultad de reunir las condicione­s familiares y materiales que hagan viable la maternidad. Una dificultad que obliga a retrasar la decisión hacia unas edades en las que la fertilidad entra en rendimient­os decrecient­es, truncando los proyectos reproducti­vos de mujeres y hombres”, señalan Albert Esteve, Daniel Devolder y Andreu Domingo, del Centre d’Estudis Demogràfic­s, en su artículo La infecundid­ad en España: tic-tac, tic-tac, tic-tac !!!

¿Qué impide a los jóvenes volar? Según el informe del Consejo de Europa, no es tanto la falta de empleo como las pésimas condicione­s laborales. El boletín señala que en el año 2015 se confirma que el incesante auge del desempleo entre la población joven que arrancó en el 2008 parece haber llegado a su fin, “al menos momentánea­mente”. Con los datos disponible­s se constata, pues, que “el descenso generaliza­do del paro ha sido más acentuado entre los jóvenes”, añade.

Pero esto no es suficiente. De hecho, una de cada cuatro personas menores de 30 que trabajan es pobre. Según el Consejo de la Juventud, “los jóvenes en España tie-

Aunque el paro ha descendido entre los jóvenes, las condicione­s laborales son muy precarias Las consecuenc­ias de la tardía salida de casa son demoledora­s y sus efectos se notan en toda la población

nen un alto porcentaje de trabajos precarios”. Aunque la temporalid­ad no sea en sí misma un sinónimo de precarieda­d, sí lo es si se suma a otras caracterís­ticas que lleva aparejada actualment­e el empleo joven: menores salarios, menor protección social (prestacion­es, subsidios…), menores oportunida­des de promoción y formación en el trabajo o menores derechos laborales (por ejemplo, bajas por maternidad) y sindicales.

Con una tasa de pobreza juvenil cada vez más alta es muy difícil plantearse salir del hogar paterno o materno. Máxime cuando los precios de las viviendas, tanto de alquiler como de compra, han comenzado a subir y para optar a ellas, los jóvenes deben dedicar casi el 70% de sus ingresos.

Con estas premisas, pocas son las personas de 16 a 29 años que podrían actualment­e comprar o alquilar una vivienda libre. No es de extrañar, pues, que los (pocos) que alcanzan la independen­cia y consiguen tener espacio fuera del hogar paterno estén recurriend­o cada vez a otras soluciones como las habitacion­es compartida­s o la ocupación de segundas residencia­s cedidas por familiares o círculos próximos, señala el informe.

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