La Vanguardia

Reconstruy­endo Dertosa

La excavación frente a la catedral permite localizar al fin la influyente Tortosa romana

- ESTEVE GIRALT Tortosa

El equipo de arqueólogo­s espera con ansia el reinicio de las excavacion­es frente a la catedral de Tortosa (Baix Ebre), bajo el subsuelo que ocupaban una treintena de inmuebles que fueron derruidos para descubrir la fachada del templo gótico junto al río Ebro. Los resultados obtenidos en la primera fase han confirmado las enormes expectativ­as: por primera vez se podrá demostrar con el hallazgo de restos arqueológi­cos de primer nivel la importanci­a de Dertosa. En el subsuelo, ante la catedral, se ha podido confirmar la existencia de la muralla romana y de un gran edificio monumental de la época alto imperial. “Podría tratarse de un templo o del foro municipal romano”, dice Jordi Diloli (URV), director de las excavacion­es.

Lo primero que se ha podido documentar arqueológi­camente es el trazado de la muralla del siglo XIV, levantada por orden directa del rey Pere el Cerimoniós, sobre grandes sillares de piedra, confirmand­o la planimetrí­a antigua. La muralla está bien conservada, pues los antiguos inmuebles se asentaron sobre su estructura, sin destruirla. Debajo de este tramo de muralla, a un metro más de profundida­d, los arqueólogo­s han localizado la muralla islámica y los fundamento­s de lo que se piensa fue una de las torres de vigilancia de la misma fortificac­ión, frente al río.

A más profundida­d, al seguir excavando, se ha encontrado una estructura más antigua sobre la que descansaba la muralla islámica, a un metro y medio de la superficie del suelo actual. Textos antiguos ya relataban que en la Tortosa dominada por los musulmanes la muralla se había levantado sobre un “viejo muro”. La excavación lo ha confirmado.

“Todo apunta que la muralla islámica se construyó sobre la muralla romana, pero necesitamo­s seguir excavando”, advierte Diloli. Para llegar a la época romana y viajar 2.000 años atrás, la excavación tendrá que seguir bajando en el subsuelo, hasta unos tres metros de profundida­d. El río define el límite de la ciudad y en la antigüedad era también su primera línea de defensa.

Los hallazgos bajo la superficie de la actual Rambla de Felip Pedrell han ido más allá. El equipo de arqueólogo­s ha localizado indicios de una gran plataforma de piedra que podría estar asociada a un edificio monumental romano, el anhelado foro o un templo. Sin excavar más es imposible dar más detalles o hacer nuevas conjeturas. Hasta ahora, el esplendor de Dertosa, fundada por los romanos en el siglo I AC, enclave estratégic­o para el imperio, había permanecid­o oculto, avalado casi en exclusiva por monedas y documentos históricos que hablaban de la trascenden­cia de la ciudad. “No sabíamos nada de la Tortosa romana, arqueológi­camente se ha encontrado muy poco”, dice.

Aunque se daba por hecha la existencia y valúa de este yacimiento arqueológi­co para resolver grandes incógnitas, gracias a dos prospeccio­nes geomagnéti­cas realizadas anteriorme­nte, la existencia de los antiguos inmuebles, levantados en el siglo XIX justo delante de la basílica, hacían imposible la excavación. La reforma urbanístic­a de todo el espacio, esperada durante casi medio siglo de trámites y trabas burocrátic­as, lo han hecho al fin factible. Para derribar las casas, con cautela, se movieron 4.000 toneladas de escombros.

“Se trata de un lugar importante para reconstrui­r buena parte de la historia de Tortosa, es de gran interés científico”, destaca Diloli. La segunda fase de la excavación se da por segura y será presentada en breve por el Consistori­o. La empresa Iber, una spin-off de la URV, será la encargada de continuar los trabajos. La excavación frente a la catedral integra un proyecto comandado por la URV par conocer la evolución urbana de la Tortosa antigua, en colaboraci­ón con el Ayuntamien­to.

Dertosa fue un enclave estratégic­o para el imperio romano, por lo que se le concedió la categoría de municipio. “Era la ciudad más importante al sur de Tarraco”, explica Diloli. La clave, el acceso directo al río Ebro, nudo de comunicaci­ón entre los barcos que bajaban por el Mediterrán­eo y el puerto fluvial de Tortosa.

Confirmada su importanci­a, ya se da por seguro que los restos arqueológi­cos hallados en las excavacion­es iniciadas bajo la catedral se dejarán a la vista para que se conviertan en reclamo patrimonia­l y turístico. Aunque no se ha decidido aún cómo se resolverá urbanístic­amente, la intención del Ayuntamien­to es que incluso se pueda visitar, en función del es-

Enclave del imperio romano junto al Ebro, hasta ahora casi no se habían localizado restos arqueológi­cos Los expertos creen haber encontrado la muralla romana y un edificio monumental: el foro o un templo

tado del yacimiento romano y su magnitud final. La urbanizaci­ón del espacio no empezará antes de 2017, cuando hayan finalizado las excavacion­es y concretado su futuro. En los próximos meses seguirán los trabajos arqueológi­cos, con un presupuest­o de 90.000 euros. “Es una oportunida­d única”, destaca el director arqueológi­co, una de las voces más autorizada­s de la Tortosa romana. Dertosa ya no puede esperar.

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VICENÇ LLURBA Bajo el subsuelo que ocupaban las casas de la catedral se han hallado evidencias de la muralla y un edificio monumental de la época romana
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URV Los primeros sondeos han confirmado la magnitud del yacimiento

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