Plantar cara a la ignorancia
National Geographic estrena el próximo domingo ‘Él me llamó Malala’, la historia de la niña que ganó el Nobel de la Paz tras un atentado talibán
Desafiar a la tiranía de la ignorancia impuesta. Ese es el lema del documental Él me llamó Malala, que National Geographic Channel estrenará en España el próximo domingo 6 de marzo a las 19 horas. Cuenta la historia de Malala Yousafzai, la niña que no quiso escuchar las órdenes de los talibanes que le impedían ir a la escuela y que fue herida gravemente en un atentado. Su valentía y coraje la llevaron a ganar el Premio Nobel de la Paz en el 2014, convirtiéndose, a sus 17 años, en la persona más joven en obtenerlo.
El documental, dirigido por Davis Guggenheim, ganador de un Oscar por Una verdad incómoda, muestra la vida de la joven, tanto antes como después del ataque. El filme comienza en el Valle Swat, en Pakistán y sigue hasta el Reino Unido, donde Malala recibió tratamiento médico y ahora reside con su familia.
En él se muestran los contrastes de la vida de la joven, su inocencia adolescente, sus peleas infantiles con sus hermanos, sus ratos en casa haciendo sus deberes y su vida cotidiana junto a sus compañeros de escuela. Frente a ello, se ve a otra Malala como una reconocida activista, reuniéndose con jefes de Estado y de Gobierno y hablando ante los delegados de las Naciones Unidas. Es también un repaso histórico de los acontecimientos sucedidos en Pakistán con el auge del movimiento talibán. Se enfoca en la quema de escuelas en el país y la llamada hecha por este grupo prohibiendo a las niñas a ir al colegio y como Malala y su familia reaccionan ante ello.
La joven comienza a escribir bajo un pseudónimo un diario sobre sus sentimientos que entrega periódicamente al corresponsal de la BBC en Islamabad. Pero su conciencia le obliga a ir más allá y empieza a aparecer ante las cámaras de televisión para mostrar su rechazo a las políticas radicales del islam. “Hay un momento en el que hay que elegir entre seguir callado o levantarse”, asegura Ziauddin Yousafzai, maestro de escuela y padre de Malala. Sobre este asunto, sabe que hizo lo correcto animando a su hija a que siguiera sus estudios, pero sin embargo, tiene sentimiento de culpa por lo que pasó. “Una mujer no puede ser independiente o libre si no tiene educación”, asegura.
Los nombres de las personas que eran consideradas un peligro y una amenaza para los talibanes eran nombrados diariamente en la radio. El nombre de Ziauddin Yousafzai apareció muchas veces, y con él el sentimiento de miedo y de persecución, pero eso no acalló a su familia. “Creía que
El documental arranca en Pakistán y sigue en el Reino Unido, donde reside Malala tras recibir tratamiento
si no hablaba iba a ser el peor pecador del mundo”, dice.“Si uno se mantiene en silencio pierde el derecho a existir”, explica.
El filme muestra también las dos secciones del islam, una mucho más conservadora y radical y otra más tolerante. Respecto a si siente odio hacia los atacantes de su hija, declara: “El islam nos enseña los valores de la humanidad, igualdad y perdón”. “A Malala no la atacó una persona, fue una ideología”, explica, y añade que “los talibanes no se basan en la fe, se basan en el poder y son enemigos del islam”.
Después de su recuperación, Malala no se rindió y ahora forma parte de una campaña a nivel internacional a través del Fondo Malala del que es fundadora junto a su padre. El fondo invierte en educación secundaria para niñas y hace oír globalmente las voces de las chicas adolescentes y ha despertado una oleada de apoyo en todo el mundo.
Walter Parkes, productor del documental, está convencido que la historia de Malala “es un mensaje universal de libertad”. “Su historia ha hecho que recibamos miles de cartas y mensajes de niñas de todo el mundo, es una gran inspiración que crea reacciones en cadena”, asegura.
Malala explica que el atentado que sufrió cuando tenía 15 años cambió su vida. “Recibí una bala junto a mi cerebro, en un lugar en el que uno nunca puede imaginar que iba a sobrevivir, pero lo he hecho, tengo buena salud, puedo hablar, caminar y puedo vivir como una persona normal”, declara. “Es por esta razón que al poder sobrevivir tengo la obligación de ayudar a la gente a que continúe su lucha por la educación”, indica.
Sobre su futuro señala: “Espero ir a la universidad para estudiar filosofía, política y economía”. Pero en su mente está volver a su Pakistán natal. “Antes de irnos vi el terrorismo, vi como se les negaba a las chicas el derecho a la educación. Mi camino comenzó allí y allí es donde quiero volver algún día”, dice esperanzada.