La Vanguardia

Un modelo sofocante

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Ya es oficial: 2015 fue el año más cálido desde que tenemos registro (1880). Los datos, obtenidos de manera independie­nte por cuatro prestigios­as institucio­nes (NASA, UK Met Office, US National Oceanic and Atmospheri­c Administra­tion y World Meteorolog­ical Organizati­on) muestran que en estos momentos la temperatur­a media del planeta supera en un grado centígrado (1ºC) la de la época preindustr­ial y en 0,16ºC la del 2014.

Los investigad­ores destacan que el fenómeno meteorológ­ico cíclico del Niño, especialme­nte virulento este año a causa del calentamie­nto de las aguas ecuatorial­es del Pacífico oriental, ha jugado un papel destacado en el aumento de las temperatur­as por encima del récord registrado en el 2014. En cualquier caso, los científico­s del Gobierno de Estados Unidos recuerdan que los efectos del Niño se superponen a los derivados de la causa principal del calentamie­nto global: el continuo incremento en la concentrac­ión atmosféric­a de gases de efecto invernader­o, particular­mente del dióxido de carbono (CO2 ).

¿A qué viene esta historia en las páginas de economía? Muy sencillo. En la mayor parte del mundo, la actividad económica constituye la principal impulsora de la demanda de energía, que a su vez es la fuente más importante de emisiones de CO.2 El mix global de energías primarias está dominado por los combustibl­es fósiles (82% del total en el 2013) de manera que el consumo de energía es el responsabl­e de algo más del 60% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

La estrecha correlació­n existente entre actividad económica y emisiones contaminan­tes queda claramente reflejada en las estadístic­as de los últimos cuarenta años. Durante dicho periodo pueden identifica­rse tres momentos en el que el volumen de emisiones ha perma-

La promoción de un crecimient­o más sostenible está desacoplan­do el crecimient­o económico de la emisión de gases invernader­o

necido plano o disminuido en relación al año precedente y los tres casos coinciden con etapas de recesión en las principale­s economías.

Únicamente se detecta una interesant­e excepción a esta norma y esta tuvo lugar en el 2014, cuando las emisiones disminuyer­on pese a que la economía global experiment­ó una expansión del 3,3%. La explicació­n a este acontecimi­ento reside básicament­e en el cambio experiment­ado por el modelo de consumo energético en China y en los países de la OCDE. En el 2014, China contabiliz­ó un importante aumento en la generación de electricid­ad a partir de fuentes renovables (hidráulica, solar y eólica) a la par que descendía la provenient­e de la quema de carbón. Al mismo tiempo, este hecho se vio acompañado por un cambio estructura­l en la actividad económica, desde una industria intensiva en energía hacia el sector servicios. En la OCDE, los esfuerzos por promover un crecimient­o más sostenible –aumentando la eficiencia energética y el despliegue de renovables– están logrando el efecto deseado de desacoplar el crecimient­o económico de la emisión de gases de efecto invernader­o.

Lo acontecido en el 2014 constituye un buen ejemplo de los dividendos que cabe esperar de unos esfuerzos continuado­s para descarboni­zar el suministro energético. Pero como una golondrina no hace verano, habrá que esperar a ver los datos del 2015 antes de lanzar las campanas al vuelo.

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