El casi pacto entre Colau y PSC
La alcaldesa y Collboni, tras meses discutiendo un acuerdo que no acaba de concretarse, quieren llegar a Semana Santa con la alianza cerrada
El jueves, a la hora de la siesta, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente del grupo socialista, Jaume Collboni, fueron vistos saliendo sonrientes del magnífico comedor con vistas de la planta octava del edificio. Acababan de mantener una más de las múltiples reuniones y almuerzos en los que desde hace meses debaten sobre el futuro del gobierno de la ciudad. Hace semanas que en los pasillos del Ayuntamiento se oyen conversaciones que aseguran que esto está hecho, que la entrada del PSC en el gobierno municipal es cosa de días. Pero ese acuerdo nunca termina de concretarse, aunque ahora todas las fuentes consultadas por La Vanguardia juran sobre la Carta Municipal que tanto Colau como Collboni quieren llegar a la Semana Santa con los deberes hechos, que el reparto de competencias está prácticamente cerrado.
Las negociaciones se estarían centrando en este momento en la modificación presupuestaria que el gobierno de BComú necesita para sacar adelante algunos de los planes estrella que necesitan una importante inversión, léase el plan de barrios o la reforma de edificios de Barcelona. Ante la falta de apoyos, el gobierno no ha podido convocar todavía una comisión extraordinaria de Economía para aprobar su proyecto. Entre sus planes estaba celebrar la sesión a principios de marzo, pero la imposibilidad de llegar a un acuerdo con PSC y ERC ha dejado aparcada dicha reunión hasta que el pacto esté atado y bien atado. Los republicanos estarían más dispuestos a permitir esta modificación –sin entrar en el gobierno local– y ponen como condición la inversión en la L10 del metro para que llegue al barrio de la Marina.
Otro frente abierto por Colau y Collboni, este mucho más sensible para los miembros de BComú, es el del reparto de cargos. El líder socialista aspira a entrar en el equipo de gobierno ocupando una tenencia de alcaldía. Y aquí habrían surgido los primeros tiras y aflojas con la alcaldesa. El nuevo cargo de Collboni podría comportar el descabalgamiento de la jerarquía municipal de alguno de los actuales tenientes de alcalde.
En un momento en que las relaciones entre los comunes e Iniciativa parecen haber entrado en un clima de desconfianza, la necesidad de hacer un hueco al dirigente del PSC se interpreta como una amenaza a la concordia interna en el grupo de BComú.
Una de las cuestiones que en los próximos días pueden afear las relaciones del equipo de gobierno y sus socios preferentes son los informes del tranvía que el gobierno municipal tiene previsto comenzar a presentar la semana que viene. En concreto, el PSC, que hace unos meses era un firme defensor del tranvía por la Diagonal, ha ido modulando su posición al respecto y hoy ya no considera esta infraestructura como una prioridad. El PSC, como la práctica totalidad de los grupos de la oposición, estén a favor o en contra de este medio de transporte en superficie, creen que en materia de inversiones Barcelona tiene que resolver antes otras cuestiones más urgentes.
A pesar de la importancia que BComú da a este proyecto (su realización le permitiría dejar una huella visible del paso de esta formación por el gobierno de la ciudad) y de las divergencias que este asunto plantea con los socialistas, no parece que la cuestión del tranvía –como tampoco el enfrentamiento que se vive en la política española entre el PSOE y Podemos– vaya a ser un obstáculo insalvable para la alianza Colau-Collboni. Lo más perturbador de las negociaciones ha sido el hábito del gobierno municipal de ir presentando sus planes sin haberlos discutido antes con aquellas formaciones a las que quiere como socias.
Las negociaciones se han intensificado y el jueves los dos líderes comieron juntos
El PSC ha modulado su posición respecto al tranvía, que ha dejado de ser una prioridad