Madonna canta sus penas por su hijo Rocco en Melbourne
“Debo salvar a mi bebé/ porque me hace llorar”, cantó el jueves en Melbourne una Madonna disfrazada de payaso, mientras una gran pantalla a sus espaldas pasaba instantáneas de su hijo adolescente, Rocco, que el pasado diciembre dejó a la cantante para irse a vivir a Londres con su padre, el director de cine Guy Ritchie. La reina del pop, que lucía una peluca rosa y maquillaje dramático, hizo su entrada triunfal al escenario en triciclo –llegó tres horas y media tarde–, contó chistes y anécdotas y hasta bebió un cóctel Cosmopolitan durante su actuación, titulada, apropiadamente, Tears of a clown (lágrimas de un payaso).
Madonna no escondió su sufrimiento por la dura batalla legal que libra con Ritchie, su exmarido, por la custodia de su hijo en común. Rocco, de 15 años, prefiere vivir con su padre que someterse al régimen más estricto que tenía con la cantante. “Hay algo trágico en los payasos porque se empeñan en hacerte reír, está claro que les pasa algo. ¿Qué creéis que me pasa a mí?”, preguntó a los 1.500 asistentes (sólo acudieron al espectáculo los ganadores de un concurso) a su primer concierto en Australia en 23 años.
No es la primera vez que Madonna declara sobre el escenario su pena por estar lejos de su hijo y en medio de este tumulto legal: hace cinco días, en Nueva Zelanda, al borde de las lágrimas, aseguró que “no hay un amor más fuerte que el de una madre por su hijo” y dijo que lo echaba de menos antes dedicarle la canción La
vie en rose.
La cantante desmintió ayer a los que la acusaban de estar ebria en un concierto, que sorprendió a todos los fans. /