La voz de la derecha dura
El partido Alternativa para Alemania (AfD) cultiva un agresivo rechazo a la inmigración
Cuando Bernd Lucke, un economista refractario al euro, fundó en febrero de 2013 el partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD), poco podía imaginar que tres años después su criatura, nacida desde luego conservadora, habría evolucionado hacia una derecha populista que practica un discurso acerbo contra los refugiados y la inmigración en general. El propio Lucke, ahora eurodiputado, acabó marchándose escaldado en julio de 2015, tras un periodo de luchas intestinas del que salió triunfadora el ala dura, encarnada por su actual rostro más visible, Frauke Petry.
La llegada masiva de refugiados a Alemania ha proporcionado a la AfD un asunto clave sobre el que cabalgar en busca del voto de quienes se sienten amenazados por la postura de acogida de Angela Merkel. “Lo que ella hizo fue formular una invitación política a una gran parte de gente en el mundo para emprender viaje hacia Europa, con conse- cuencias catastróficas para la estructura de la Europa de la libertad”, acusó Petry a la canciller en un reciente encuentro con los corresponsales extranjeros en Berlín.
Frauke Petry, copresidenta del partido junto a Jörg Meuthen, candidato en Baden-Württemberg, ve en la cita electoral de hoy en tres länder una gran oportunidad para que la AfD afiance su camino hacia el Bundestag en las elecciones generales de septiembre de 2017. Petry detesta que la comparen con la francesa Marine Le Pen, y que se equipare a la AfD con el Frente Nacional –lo ha dicho varias veces–, pero la retórica de la AfD en su rechazo a los migrantes suele presentar una agresividad muy similar.
A finales de enero, la propia Petry invocó el recurso a las armas en caso de cruces ilegales de la frontera: “Ningún policía quiere disparar sobre un refugiado; yo tampoco. Pero, en una situación de última necesidad, hay que hacer uso de las armas en la frontera”, dijo esta química de 40 años. “Evidentemente las vallas permiten evitar la llegada de migrantes”, dijo esta semana Meuthen, economista de 54 años.
“La AfD es un partido derechista populista, que ahora canaliza el voto de protesta de ciudadanos descontentos con los partidos tradicionales”, señala Hendrik Träger, politólogo de las universidades de Leipzig y Otto-von-Guericke de Magdeburgo. Träger detecta que Frauke “está refrenando esa retórica tan dura, probablemente como estrategia para estas elecciones”. La politóloga Andrea Römmele coincide en calificar a la AfD de partido “de protesta”, y alerta de que “en ese sentido, cosecha votos de la CDU, del SPD, los Verdes, y de la abstención”. Ahora tiene 20.000 afiliados.
Cuando era una formación bási- camente eurófoba, la AfD logró poner pie en el Parlamento europeo en mayo de 2014. En agosto de ese mismo año consiguió entrar por primera vez en un parlamento regional alemán, el de Sajonia, con Petry como candidata. Luego ha obtenido representación en los parlamentos de los länder de Brandemburgo y Turingia, y de las ciudades-Estado de Hamburgo y Bremen. El domingo pasado, en las elecciones municipales de Hesse –land donde se ubica Frankfurt del Meno–, la AfD cosechó el 13,2% de votos, un anticipo de lo que puede ocurrir hoy.
“La AfD es un partido derechista populista que ahora canaliza un voto de protesta”, alertan los politólogos