Iglesias-Errejón
Los dos dirigentes de Podemos han saltado a la arena para negar la existencia de discrepancias entre ellos. Pudiera ser que no las tuvieran, pero entonces las apariencias engañarían. La tesis de que estas informaciones responderían a una intoxicación auspiciada por el PSOE es verosímil pero improbable. Los acontecimientos son contundentes: hay tensiones internas en ámbitos territoriales electoralmente determinantes y divergencia sobre la política de relación de Podemos con un eventual gobierno de Sánchez. Que en este contexto, Iglesias y Errejón, pese a sus protestas de amistad (como si en política la amistad cotizase), mantengan opiniones distintas, no es acosar a Podemos sino diagnosticar una situación inestable y controvertida que está a la vista y debilita a la organización.