¿Dónde está Australia?
LADO OSCURO. La serie Nit i dia (TV3, lunes noche) se pone cada día más interesante y cada noche más inquietante. Es una serie negra negrísima porque todos sus personajes tienen su cara sombría, su día y su noche, su luz y su sombra, como tú y yo. Nit i dia está consiguiendo lo que algunas grandes series de otras latitudes: te cautiven personajes que no invitarías al comedor de casa, reprobables pero que te fascina ver en pantalla y con cuyas miserias, mentiras y peripecias empatizas, pues sabes que tienen que ver contigo, que esos seres de ficción bregan con situaciones y emociones que no te son extrañas, que te han sucedido, te suceden o pueden estar a punto de sucederte. Hay algo inquietantemente fatídico (que viene de fatum, hado: destino) en los personajes de Nit i dia, algo que te arrastra a saber más de sus peripecias, a ver en qué acabarán esos nudos existenciales y anímicos, esos lances domésticos y sordos, esas pulsiones destructivas, ese pequeñito destino de sus respectivas vidas: saber a qué mar de desolación irán a dar esos turbulentos ríos de ficción que parecen tan de verdad. Mañana, otro capítulo más, ¡bien!
FRAN NICOLÁS. El pequeño Fran Nicolás no sabe dónde está Australia. ¡Qué decepción! Un chaval que engañó a regidores madrileños, a policías del Centro Nacional de Inteligencia, al jefe de los empresarios y a la familia Pujol, y lo hizo sin saber situar Australia en el mapamundi. Esto no habla muy bien de nuestras instituciones y menos de nuestro sistema escolar, que ya sabíamos que estaba fatal, pero tanto... En la casa de Gran Hermano 16 (Telecinco, jueves noche) le han puesto una prueba de geografía a los participantes, y ha sucedido: ¿Australia? Ni idea... Va, seré constructivo: a Fran Nicolás le hemos visto avergonzado de su palmaria ignorancia, y esto es muy interesante. Y bueno. ¡Hay esperanza! Cuando yo era joven, no saber algo te sonrojaba. Eso se ha perdido. Belén Esteban sin ir más lejos, hubiese dicho: “¿Y qué, si no sé dónde está Australia? ¿Soy mala por eso? ¿Acaso soy yo Bin Laden? ¿Me vais a fusilar? ¡Por mi hija mato! ¡Traedme unas cocretas!”, y acto seguido hubiese insultado a los jefes de su cadena por malas personas, convencida de que ella tiene ¡todo el derecho del mundo! a no saber, y nos diría que humillarla en público está muy feo. No exagero: reacciones así son las habituales entre las actuales estrellitas de plató. Está bien visto alzar la bandera de la incultura con jactancia, como si el derecho a ser cretino fuese la última conquista de la Carta Universal de Derechos del Hombre (y de la Mujer). La vergüenza que he visto en Fran Nicolás, pues, es un rayo de luz. ¡Bienvenida! Aunque sea por fallar una prueba de Gran Hermano: si este programa, que tanta distracción nos ha dado, anima a estudiar geografía a futuros participantes ¡habrá merecido la pena! Que ser ignorante deje de ser un orgullo no es mala cruzada. Animo a la productora a incluir más pruebas de cultura general: para el sádico telespectador (yo) es divertido, y encima haréis un bien social. Podéis conseguir –sin perder audiencia– que saber cosas mole de nuevo, colgaros la medalla de ser una herramienta tan útil como aquella frase de John Waters: “Si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te lo folles”. Fran Nicolás, faltaste a una clase de geografía por dar vueltas con el coche de la Botella, y ahora mira. ¡A leer, grandes hermanos!
Fran Nicolás, por dar vueltas con el coche de la Botella faltaste a clase... ¡y hoy no sabes dónde está Australia!