Choque inédito entre el Gobierno y el Congreso
El Gabinete de Rajoy se niega a someterse al control parlamentario El pleno de la Cámara estudia si lleva al Ejecutivo al Constitucional
Esta mañana a las 10, y en la muy institucional sala Constitucional del palacio de la Carrera de San Jerónimo, se celebrará el “primer round”, según ironizan fuentes parlamentarias, del insólito combate que libran el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy y el Congreso que emanó de las elecciones del 20-D.
La cita prevista es una reunión de la comisión de Defensa, en cuyo orden del día –a iniciativa del PSOE y con el respaldo de todos los grupos, salvo el PP– está incluida la comparecencia del ministro del ramo, Pedro Morenés, para informar del despliegue de la operación naval de la OTAN en el Egeo por la crisis de los refugiados. El problema es que, pese a que el presidente de esta comisión, el socialista José María Barreda, informó al Ministerio de Defensa de que se mantiene la convocatoria, no está previsto que Morenés acuda a la cita.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, respondió ayer a la misiva que le remitió el lunes el presidente del Congreso, Patxi López, en que le rogaba que reconsidere su actitud. Y Sáenz de Santamaría no sólo se reafirma en que “un Gobierno en funciones no puede ni debe estar sometido al control de una Cámara que no le ha otorgado su confianza”, sino que avisa que no es “cuestión de voluntad” del Ejecutivo, “sino del estricto cumplimiento de nuestro ordenamiento jurídico”.
El portavoz socialista de Defensa, Germán Rodríguez, lo advirtió: “Es extremadamente grave que el Gobierno de Rajoy se haya declarado en rebeldía”. Para los socialistas, la estrategia del Ejecutivo sólo busca “blindar a Rajoy” y que no se vea arrastrado a comparecer ante la Cámara para ser vapuleado por todos los grupos. Pero este es justo el “se- gundo round” que está previsto que se celebre en el próximo pleno del Congreso, en la primera semana de abril, que incluirá una sesión de control al Gobierno, según tiene previsto acordar la junta de portavoces el próximo 29 de marzo.
Pero la carta de Sáenz de Santamaría es muy clara al asegurar que “cumplir la legalidad” será su posición no sólo ante la cita de Morenés sino ante “la intención de incluir en un próximo orden del día del pleno una sesión de control”. Es decir, que ni Rajoy ni ningún ministro en funciones se someterán al control del Congreso, salvo en “circunstancias de excepcionalidad”, como ya hizo el ministro José Manuel García Margallo o, ayer mismo, el secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu. Según la vicepresidenta, “el Gobierno en funciones, pese a no contar con la confianza de la Cámara, sí está actuando con la debida lealtad al Parlamento”.
Este choque entre Gobierno y Congreso sigue así su rumbo hacia el Constitucional, que habrá de acabar dirimiendo un “conflicto de atribuciones” cuando la mayoría del pleno apruebe que se están vulnerando sus competencias.
Al tiempo que el Gobierno rechaza el control del Congreso, se da la paradoja de que la Cámara le marca por vez primera el camino. Y es que ayer sí acudió Eguidazu a la comisión mixta de la UE para fijar una “posición común” de todos los grupos en la crisis de los refugiados. La declaración institucional pactada
El presidente acude hoy a Bruselas con un “mandato expreso” del Congreso sellado con todos los grupos
es un “mandato expreso” con el que Rajoy acudirá hoy a la cumbre de Bruselas para fijar la posición de España. “Siendo un Gobierno en funciones, precisamos la aquiescencia de la Cámara”, admitió Eguidazu. Todos los grupos celebraron el “cambio” de criterio del Ejecutivo, al asumir un “mandato vinculante” que sienta un “precedente positivo”, según coincidieron desde el socialista Ignacio Sánchez Amor hasta el convergente Jordi Xuclà.