La Vanguardia

La crisis entre Iglesias y Errejón se ahonda pese al último cese

El número dos se resiste a la pérdida de poder después del golpe de autoridad del líder

- FERNANDO GARCÍA

Lejos de amainar, la guerra interna en Podemos se acentúa. El cese fulminante del secretario de organizaci­ón, Sergio Pascual, hombre cercano a Íñigo Errejón, por parte de Pablo Iglesias no ha resuelto la crisis.

Pablo Iglesias y sus colaborado­res admiten su “gran preocupaci­ón” por la crisis interna desencaden­ada con la dimisión de 10 miembros de la dirección del partido en Madrid. El fulminante cese del secretario de organizaci­ón estatal, Sergio Pascual, hombre de confianza del número dos de la formación, Íñigo Errejón, no ejerció de entrada un efecto pacificado­r. Entre Iglesias y Errejón había “tensión”, dijeron fuentes próximas a la cúpula. Prueba de ello es que, aunque ayer los dos hablaran por teléfono un rato, optaran por concentrar­se en la conversaci­ón previa de Iglesias con Sánchez para sentarse a dialogar sobre “antes de Semana Santa”.

El “objetivo mayor” de la negociació­n de la investidur­a y el día a día de la “frenética” actividad política en este momento crucial son las tablas de salvación a las que los líderes de Podemos se agarran para ir superando una crisis en la que “la amistad de tantos años lo marca todo, para bien o para mal; en estas horas de duelo, más bien para mal y para dolor de todos”, admitieron fuentes cercanas a Iglesias.

El secretario general y su segundo de a bordo habían mantenido una primera y “difícil” conversaci­ón inmediatam­ente antes de que, en la noche del martes, Iglesias comunicara la abrupta destitució­n de Pascual por una “gestión deficiente” de la crisis de Madrid “con grave daño a Podemos ” en un “delicado momento”. En esa charla, celebrada justo después de que Iglesias hubiera comunicado a Pascual su cese, Errejón dijo al líder que “comprendía” la medida... Aunque no le gustara nada, al tratarse de la fulminació­n de un próximo colaborado­r.

Tal vez por una exacerbaci­ón de las lealtades en tiempo de conflicto, ayer resultaba sorprenden­te el lenguaje belicista que algunos oficialist­as de Podemos empleaban al describir la mar de fondo tras la aparente calma después de la batalla. “En algunos cuarteles, los errejones “estarán preparando su reacción”, comentó un dirigente.

Más de un partidario de Iglesias en el seno de la dirección estatal atribuía la contundent­e acción del secretario general a la necesidad de prevenir o atajar “de raíz” lo que apuntaba como inicio de una posible rebelión, con Errejón como capitán y Pascual como su brazo ejecutor o “agente operativo”. Otras fuentes cercanas al líder precisaron que el motivo no fue otro que la negligenci­a –causa de “pérdida de confianza”– en la que Pascual habría incurrido al permitir que el secretario de organizaci­ón de Podemos en la comunidad de Madrid, Emilio Delgado, se rebelara y se negara a acatar la decisión del líder autonómico, Luis Alegre, de que compartier­a responsabi­lidades organizati­vas con otro dirigente. Pascual no actuó contra Delgado y los otros nueve miembros de la dirección que le secundaría­n “simplement­e porque todos eran próximos a él”. Y habría dicho a Iglesias que se ocupaba del asunto cuando en realidad estaba dejando que estallara una grave crisis en el peor de los momentos para Podemos tras el 20D. Y decir partidario­s de Pascual en el contexto de la red de relaciones personales y políticas de esta formación, y más en Madrid, es como decir partidario­s de Errejón. De ahí que se hable de errejonism­o.

No obstante, y según la versión interna más cruda de la crisis, el motín que se ha intentado frenar tendría origen en la resistenci­a del secretario político y segundo de Podemos a la pérdida de poder que venía temiendo y en parte experiment­ando a raíz de la creación de nuevas estructura­s tras del acceso del partido a las institucio­nes. Errejón había concentrad­o bajo su mando las áreas de medios, secretaría política y organizaci­ón. Y cuando a él y a sus equipos se les estaba pidiendo que cedieran parcelas de control, ellos se habría resistido. Y Pascual habría enredado, complicado o no resuelto los problemas y disputas que tendría que haber resuelto, no sólo en Madrid, sino en Galicia, País Vasco, Cantabria...

La lectura light del oficialism­o es que se trata de “una reconfigur­ación de equipos”, dentro de una crisis de crecimient­o. Un tropiezo con una solución dura pero inevitable que se superará porque “toca remar en la misma dirección” cuando la meta es pactar un gobierno de cambio. Lo que no hay, insisten unos y otros, son divergenci­as política o estratégic­as de fondo.

La versión más cruda atribuye el golpe de autoridad al intento de parar un motín que tendría a Errejón detrás Los dirigentes confían en que la acción política les ayude a superar una crisis que viven “con dolor”

 ?? DANI DUCH ?? El secretario general de Madrid, Luis Alegre, descartó ayer su dimisión tras el cese del secretario de organizaci­ón, Sergio Pascual
DANI DUCH El secretario general de Madrid, Luis Alegre, descartó ayer su dimisión tras el cese del secretario de organizaci­ón, Sergio Pascual

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