Obama propone un juez intachable para el Supremo
La trayectoria de Merrick Garland tuvo apoyos republicanos
El presidente Barack Obama propuso ayer a Merrick Garland, un hombre de trayectoria intachable, reconocida por republicanos y demócratas, para ocupar la vacante que dejó en el Tribunal Supremo de Estados Unidos el reciente fallecimiento del juez Antonin Scalia. La propuesta de Obama supone un auténtico desafío a la mayoría republicana en el Senado, porque si rechazan el nombramiento pondrán en evidencia que prolongarán durante un año o más la situación de interinidad del alto tribunal por motivos estrictamente partidistas.
El nombramiento de los magistrados del Tribunal Supremo es la potestad más trascendente del presidente de Estados Unidos. Los jueces son elegidos a perpetuidad y la institución es la que, de hecho, determina la evolución de los valores constitucionales del país. “Los presidentes van y vienen, pero el Tribunal Supremo continúa para siempre”, advirtió hace más de un siglo William Howard Taft, el 27.º presidente de Estados Unidos.
El Tribunal lo integran nueve magistrados y hasta ahora había cinco designados por presidentes republicanos y cuatro por presidentes demócratas. Si Obama logra nombrar un magistrado de perfil liberal invertiría el actual equilibrio ideológico, cuando están pendientes importantes reformas que han marcado su presidencia, como la regulación de millones de inmigrantes indocumentados, la política contra el cambio climático o la limitación de la venta de armas.
Garland, de 63 años, nacido en Chicago y graduado en Harvard, trabajó para la Administración Carter. Tras una etapa en la empresa privada, asumió en 1997 un cargo de fiscal federal, a propuesta del presidente Clinton, para el que fue ratificado por una mayoría de 76 senadores, es decir, que le apoyaron un buen número de senadores conservadores. Orrin Hatch, un senador líder del Partido Republicano en el Comité de Justicia, le había sugerido al presidente Obama el nombre de Garland para cubrir anteriores vacantes del Supremo. Un argumento que utilizó ayer Obama en su comparecencia en la Rosaleda de la Casa Blanca para reforzar su propuesta-desafío. “He seleccionado –dijo Obama– un candidato que es ampliamente reconocido no sólo como una de las mentes legales más agudas de Estados Unidos, sino como alguien que aporta a su trabajo un espíritu de la decencia, la modes- tia, la integridad, la imparcialidad y la excelencia. Estas cualidades y su largo compromiso con el servicio público le han ganado el respeto y la admiración de los líderes de ambos lados del pasillo”.
Sin embargo, los líderes republicanos del Congreso se apresuraron a rechazar no tanto la persona como el procedimiento. Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, considera que “el próximo juez podría alterar fundamentalmente la dirección del Tribunal Supremo y tener un profundo impacto en nuestro país, así que, por supuesto, el pueblo estadounidense debe tener algo que decir en la dirección del Tribunal”.
Es decir, que se trata de esperar a ver si el próximo presidente es republicano y cubre la vacante de Scalia con un magistrado de su cuerda. McConnell utilizó como argumento unas declaraciones del actual vicepresidente, Joe Biden, que luego se demostró que habían sido torticeramente interpretadas.
El líder conservador del Senado avisa que su rechazo es al procedimiento y no a la persona