Pyongyang castiga a un estudiante de EE.UU. a 15 años de trabajos forzados
Las autoridades de Corea del Norte volvieron a mostrar ayer su faceta más implacable. El régimen de Pyongyang condenó a un joven estadounidense detenido hace dos meses a 15 años de trabajos forzados por haber intentado sustraer un cartel de propaganda política del hotel donde se hospedaba. Una estrategia que los dirigentes norcoreanos ya han utilizado en otras ocasiones para intentar entablar negociaciones políticas con Washington.
Otto Frederick Warmbier, un estudiante de 21 años de la Universidad de Virginia que entró como turista el pasado enero, fue condenado ayer por el Tribunal Supremo después de reconocer su delito en una confesión pública. Un acto que numerosas organizaciones derechos humanos consideraron forzado por las autoridades locales.
En su sentencia, la justicia nor- coreana considera que el estudiante realizó un “acto hostil” contra el Estado al intentar apropiarse de un cartel de propaganda política reservado al personal del hotel de la capital donde se hospedaba. Una interpretación facilitada por el propio acusado en su confesión.
Warmbier declaró el 29 de febrero que su intento de robo del cartel formaba parte de una conspiración. Explicó que el plan lo habían urdido una iglesia me- todista y una agrupación universitaria de Estados Unidos con el fin de “socavar las motivación y la ética laboral del pueblo norcoreano”. Y añadió que lo hizo por dinero y para ayudar así a su familia, que pasaba por apuros económicos.
Para completar su versión de la conspiración contra el régimen de Kim Jong Un, el joven estadounidense dijo también en su confesión que la CIA tenía conocimiento de su misión y mencionó un supuesto plan de Washington para dañar a Corea del Norte.
La severa condena que Pyongyang ha aplicado a Warmbier no es por otra parte algo excepcional. Más bien al contrario. En los últimos tiempos Corea del Norte ha utilizado en otras ocasiones las detenciones de ciudadanos estadounidenses para intentar iniciar negociaciones políticas con Washington, ya que ambos países no mantienen relaciones diplomáticas. En alguna ocasión, EE.UU. ha enviado a un funcionario de rango medio o a una ex político de renombre a Pyongyang para tramitar la liberación del detenido en cuestión.
Human Rights Watch calificó la sentencia de “indignante, impactante e intolerable” y emplazó a Pyongyang a “considerar el error del estudiante como un delito menor, como en la mayoría de países, y liberarlo por razones humanitarias”.