Revenga nunca actuó en nombre de la Casa Real
Alberto Aza desautoriza al secretario de la infanta Cristina
Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey entre diciembre de 2002 y septiembre de 2011, negó ayer rotundamente, en su declaración como testigo en el caso Nóos, que desde la Zarzuela se ejerciera algún tipo de control o tutela sobre los negocios privados del marido de la infanta Cristina y, al mismo tiempo, confirmó que Carlos García Revenga nunca actuó en nombre de la Casa del Rey, sino en el suyo propio. De ese modo, Aza desbarató la estrategia de defensa que Diego Torres desplegó en la fase procesal y a la que se apuntó Iñaki Urdangarin y en menor medida, la infanta Cristina en sus declaraciones en el juicio oral.
Al exjefe de la Casa del Rey le tocó explicar ante el Tribunal cuáles son las atribuciones de su cargo y, también las funciones de la Casa del Rey, referentes a la labor de apoyo al Jefe del Estado y a las personas de la familia real que le representan en tareas institucionales. Ni las actividades privadas de la infanta, ni mucho menos las de su marido, entraban en las competencias de los funcionarios de la Casa. Alberto Aza negó, por tanto, que Carlos García Revenga, que ejer- cía como asesor de las infantas Elena y Cristina, tuviera atribuciones para actuar en nombre de la Casa del Rey en asuntos relativos a los asuntos profesionales o privados de la infanta y su marido. “La Casa del Rey, aseguró tajante Alberto Aza, no encargó ninguna función a García Revenga en relación al Instituto Nóos ni con ninguna actividad privada del señor Urdangarin”. “No actuaba en nombre y representación de la Casa y sí lo hizo no fue en absoluto admisible”. De igual forma, Alberto Aza se desmarcó de Urdangarin aclarando que nunca despachaba con él ya que no tenía ninguna función oficial y su único papel era el de acompañar a la infanta que sí tenía un papel de representación institucional. “Urdangarin sólo era el marido de la infanta doña Cristina”, aclaró Alberto Aza.
El exjefe de la Casa del Rey también desdijo por completo a los dos socios del Instituto Nóos, al negar tener conocimiento de sus negocios hasta que, a raíz de las celebraciones de los foros de Valencia y Baleares, se hicieron públicas las primeras críticas que le pusieron sobre alerta. Entonces se vio obligado a intervenir para evitar el posible daño institucional que las actividades privadas del marido de la infanta Cristina pudieran causar a la Corona. Aza puntualizó que pese a considerar que la situación le parecía “inapropiada” no la entendió, entonces, como “irregular”. En la primavera de 2006 Aza, a través del abogado José Manuel Romero, conde de Fontao, trasladó a Urdangarin la recomendación de que abandonara todas sus actividades mercantiles, aunque reconoció no haber intervenido más. También dijo Aza desconocer que la infanta Cristina fuera socia de su marido en Aizoon, ni que estuviera en la junta del Instituto Nóos. “La verdad es que no me llamó la atención porque tenían su vida y sus actividades privadas. Después de todo lo sucedido, evidentemente tenía una relevancia que ahora le concedería pero en aquellos momentos, no”.
El alto funcionario reconoce que intervino cuando vio que los negocios de Nóos podían perjudicar a la Corona