Oído absoluto y sordera profesional
El oído absoluto es la facultad de apreciar directamente la altura absoluta de una nota, de ahí su nombre. Es decir, consiste en nombrar una nota que se oiga aisladamente o, sin referencia sonora, dar la entonación justa de otra. No todos los músicos tienen esta propiedad; en cambio, algunos aficionados sí cuentan con ella.
Como recuerda Roland de Candé en su Nouveau dictionnaire de la musique, el oído absoluto goza de prestigio, pero no sólo presenta ventajas. Dirige la atención hacia valores absolutos –diapasón, tonalidad de un fragmento– en perjuicio de la necesaria para apreciar las relaciones entre magnitudes que constituyen la esencia de la música: intervalos, matices, ritmos...
Grandes nombres de la historia –Wins- ton Churchill y Martin Luther King, por ejemplo– demostraron tener oído absoluto para los asuntos públicos. Con independencia del contexto, supieron entender qué relevancia tenían los acontecimientos.
Igualmente, ciertas figuras del periodismo –de Mariano José de Larra a Tom Wolfe– poseyeron esa habilidad en su momento. Estadistas e informadores convivieron con ciudadanos que probablemente les superaban en oído absoluto. Sin embargo, nadie pudo saberlo entonces, con la excepción de sus allegados.
La revolución digital ha proporcionado a la gente sin vínculos con la vida institucional, el activismo regular o los medios de comunicación una serie de plataformas, como los dispositivos móviles, las redes sociales, etcétera, que permiten que brille su oído absoluto.
La indiferencia hacia la altura del diapasón y la tonalidad de las composiciones fue notable hasta mediados del siglo XVIII. A la sazón, el autor debía escribir en una tonalidad determinada, en función de su idiosincrasia artística y las posibilidades instrumentales de los intérpretes. No obstante, esa tonalidad no tenía nada de absoluto, como puede suceder hoy con una canción popular.
Investigadores como Diana Deutsch, Trevor Henthorn y Mark Dolson han estudiado si el oído absoluto es una gracia natural o una destreza que se pueda cultivar. A juzgar por lo que se les aconseja en sus respectivos entornos a políticos y periodistas, muchas de las aportaciones de referencia en internet seguirán siendo las de miles de particulares cuyas capacidades innatas rebasan las aptitudes de los profesionales.