La Vanguardia

“Llevo años sin pisar la playa, y me gustaba”

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Esos malos resultados quirúrgico­s de los que advierten los cirujanos plásticos en tantas mujeres operadas por un cáncer de mama se concretan en limitacion­es del día a día que dan mala vida. “Llevo años sin pisar la playa y me gustaba mucho”, resume Concepció Bosch, 67 años, hace diez años diagnostic­ada y operada. Y apenas hace mes y medio que ha recuperado su pecho. En su caso utilizaron cirugía conservado­ra después de la quimio. Luego, 25 sesiones de radio. Controles y controles y al cabo de cinco años le propusiero­n la reconstruc­ción y lo ha conseguido cuatro años y medio después. La demora en su caso tiene varias razones, entre ellas “una grave enfermedad de un familiar, más importante que lo mío”. Pero lo cierto es que durante casi diez años le faltó una gran parte de su pecho, algo nada fácil de resolver a la hora de vestirse cada día. de abrazar, de verse. “Me quedó el 30%. Un trocito. Si volviera atrás, hubiera ido a por la mastectomí­a desde el principio”, asegura sin ninguna duda. No es el punto de vista de Patricia Pérez, 44 años. Su tumor apareció a los 31 “y en mi caso fui víctima del engaño de un

mal profesiona­l”. Ha pasado por varias operacione­s que intentaban arreglar el primer desaguisad­o. “Pero yo no quería perder mi pecho. Para mí es muy importante”. Le quitaron el tumor (tumerectom­ía) y le sometieron a radioterap­ia hace 13 años. Le hicieron un intento de reconstruc­ción que la mayoría de los cirujanos rechazan: le colocaron un implante en un tejido irradiado, lo que “tiene muchas probabilid­ades de no ser tolerado y además se puede obstruir”, explica el cirujano plástico experto en mama de Sant Pau Jaume Masià. Cuando Patricia llegó a su última parada quirúrgica hace un par de años, el defecto inicial del 20% de su mama se había convertido en un problema del 50%. Así que al final perdió totalmente su pecho, “no me lo hubiera hecho de entrada, es difícil verte y no reconocert­e”. En la última intervenci­ón le han aplicado una combinació­n de tres técnicas reconstruc­tivas: han usado tejidos propios procedente­s del abdomen, una pequeña prótesis y una malla para conseguir la simetría en los pechos. A juicio de los cirujanos plásticos reunidos en Sant Pau en el Barcelona Breast Meeting, estos no son casos aislados, se repiten en la mayoría de países próximos y son consecuenc­ia de la falta de especialis­tas en estas intervenci­ones, más complejas de lo que se suele explicar a las pacientes. “Ha sido muy difícil vivir en esta situación tantos años”, admite Patricia. “Ahora creo que soy una mujer normal”.

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Patricia Pérez, 44 años, y Concepció Bosch, 67, han tardado años en normalizar su pecho operado por un cáncer
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ÀLEX GARCIA

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