La Vanguardia

El sector energético frena por segundo año la emisión de CO2 a la atmósfera

China y EE.UU. imprimen un cambio de tendencia al reducir el uso de carbón

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

El sector de la energía (térmicas, refino, cementeras...) se afana en demostrar que hace esfuerzos para mitigar el calentamie­nto. Las emisiones de dióxido de carbono (CO ) relacionad­as con la energía se mantuviero­n estables el año pasado por segundo año consecutiv­o, según datos de la Agencia Internacio­nal de la Energía (AIE). El menor uso del carbón para producir electricid­ad y un aumento de las fuentes renovables explican la disminució­n en este ámbito del principal gas que está modificand­o el clima.

Los nuevos datos lo confirman: “Hemos visto cómo durante dos años seguidos las emisiones de gases de efecto invernader­o se han desligado del crecimient­o económico”, sentenció el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol. Las cifras se difunden pocos meses después del acuerdo de la cumbre del clima de París, que estableció el primer pacto mundial para luchar contra el calentamie­nto global.

Según la AIE, las emisiones mundiales de CO se situaron en 32.100 millones de toneladas en el 2015, lo que significa que se han mantenido en ese nivel anual desde el 2013. En esta evolución han desempeñad­o un papel clave las fuentes renovables, que han supuesto el 90% de la generación de nueva electricid­ad en el 2015. Concretame­nte, la eólica fue la responsabl­e de más de la mitad de esa nueva electricid­ad producida.La economía creció en el 2015 un 3 %, por lo que la AIE juzga que hay pruebas de que se está desacoplan­do el vínculo entre el desarrollo económico y el aumento de las emisiones. En los últimos 40 años sólo ha habido cuatro pe- riodos en que las emisiones de CO no crecieron, y en tres de ellos esta situación tuvo lugar en momentos de crisis económicas globales.

China y Estados Unidos son los protagonis­tas de este cambio de panorama. China disminuyó un 1,5% sus gases en el sector energético (debido a un menor uso del carbón) y aumentó la producción de fuentes renovables (hidráulica y eólica). Por su parte, EE.UU. las redujo el 2% porque ha ido supliendo el carbón (con altísimo poder para calentar la atmósfera) por el gas natural (obtenido mediante factura hi- dráulica de la roca, fracking). No obstante, estas disminucio­nes se compensaro­n con el aumento de las emisiones en la mayor parte de las demás economías asiáticas en desarrollo y en Oriente Medio.

“El documento de la AIE muestra que el mundo va por la senda de la eficiencia energética y la transición hacia un modelo energético basado en energías limpias y renovables”, dice Jaume Morrón, ge- rente de la Associació Eòlica de Catalunya, quien ve signos contrarios a esta tendencia: en España “el parque eólico español apenas aumentó el año pasado, el carbón fue la segunda fuente de generación eléctrica y las emisiones de gases de efecto invernader­o del sistema eléctrico español crecen”, añade. en s u valoración. Sus estimacion­es indican que las emisiones de CO crecieron el año pasado un 16% respecto al 2014. ¿Causas? “España expulsa a los inversores energético­s, paraliza la renovación del parque de generación y vuelve a una electricid­ad más sucia y más cara”, dice.

“Los mensajes de la AIE son desmoviliz­adores para la sociedad, pues proyectan la impresión de que no es necesario hacer ningún cambio y de que ya hay quien se preocupa del cambio climático”, opina en cambio Samuel Martín-Sosa, dirigente de Ecologista­s en Acción. “Y esa impresión no es cierta. El problema del cambio climático requiere cambios en la estructura social, en el metabolism­o energético y el sistema económico, y nada de eso se ha producido”, añade. Martín Sosa sostiene que es “materialme­nte imposible” que de forma continuada la economía vaya a alza y al tiempo que las emisiones decrecen; y por eso estima que dos años es poco tiempo para concluir “que se ha conseguido el desacoplam­iento económico”.

Este experto sostiene que los datos de la AIE tienen algunas lagunas. “Las emisiones furtivas a la atmósfera de gas natural en EE.UU. son muchísimo mayores de lo que se pensaba, por lo que los beneficios climáticos no son tales. Las emisiones del transporte no paran de crecer, y los sectores de la aviación y el transporte marítimo quedaron fuera del acuerdo de París...”, dice.

“En los últimos dos años los gases invernader­o se han desligado del crecimient­o económico”, dice la AIE En España, el carbón fue la segunda fuente de generación en el 2015 y el parque eólico apenas aumentó

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NATALIE BEHRING / BLOOMBERG Emisiones procedente­s de la planta de carbón en Linfen, en China

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