La Vanguardia

Moby Dick y la araña

Imma Monsó publica ‘L’aniversari’, una novela sobre una pareja en crisis y sobre la verdad, la ficción y la mentira

- JOSEP MASSOT Barcelona

Si te la cuentan, parece una película de Shyamalan –conflictos íntimos en espacios cerrados y una atmósfera de fantasía inquietant­e–; leída es otra cosa. L’aniversari, de Imma Monsó (Columna), comienza con la fatiga de un matrimonio tras 25 años de rutina –él es un gregario, ella necesita emociones– y deriva hacia un juego sobre la verdad. Pero no siempre lo que no es verdad es mentira.

En L’aniversari hay una matrimonio encerrado en un auto en un claro del bosque y, en paralelo, dos niños que juegan a representa­r Moby Dick. Después de 25 años de matrimonio, ¿ella no conoce de verdad a su marido o es el marido quien se esconde de sí mismo? “No sabemos nunca a quién tenemos al lado”, dice Monsó. “E incluso cuando lo sabemos, esta persona se puede convertir de repente en un extraño, en una extraña”.

En el libro se distingue entre verdad, ficción y mentira. “En la novela –matiza Monsó– nunca hay mentira, no hay engaño: hay ocultación, hay perversida­d y hay un alto concepto de la ficción, pero no mentira. Porque en la ficción entras en una fantasía consensuad­a, como hace el lector cuando empieza una novela, mientras que la mentira es una tiranía unilateral, un engaño, un fraude. La mentira y la ficción no solamente no se parecen, sino que son las dos caras opuestas de una moneda que es la realidad: la ficción es la cara y la mentira es la cruz”.

¿Qué papel desempeñan la ballena de Moby Dick y la araña de Arreola? “La araña de Arreola es un elemento autodestru­ctivo (el narrador programa un suicidio aplazado con ella), y la ballena es también la asesina del capitán Ahab. Hay elementos en común, y todos tienen que ver con la perversida­d: tanto el capitán como el narrador del cuento mexicano necesitan sentirse vivos poniendo en su vida una dosis de riesgo, sentirse mortales, tener la muerte cerca”.

Sin imaginació­n no hay perversida­d, ¿lo cree? “La perversida­d busca riesgos e ir más allá siempre, sean cuales sean las consecuenc­ias. Eso requiere siempre imaginació­n: creativida­d para ‘crear’ (o para entregarse a) el acontecimi­ento que lo puede cambiar todo. En un momento dado, ella dice: ‘¿No es porque en el Paraíso no pasaba nada interesant­e que aquellos dos crearon el Acontecimi­ento?’, habla de Adán y Eva, que los pobres se aburrían y por eso se saltaron la prohibició­n. Cuando la rutina o el aburrimien­to nos pesa, exigimos un cambio, un imprevisto que nos provoque la emoción, pero pienso que en esta historia, lo interesant­e es que ella, que es quien pide a gritos ‘el acontecimi­ento’, asume las consecuenc­ias: no se queda sólo con la parte ‘divertida’ sino que asume todo el lote de emociones agradables y desagradab­les”.

Y están también el bosque y el auto cerrado como espacios simbólicos. “El bosque es el lugar de todos los juegos y de todas las posibilida­des, de lo insólito y de lo inesperado, y contrapues­to a eso tenemos el coche: refugio, burbuja, útero materno y lugar donde te sientes protegido ante las inclemenci­as. En el libro el coche se convierte en un microbosqu­e y un microcosmo­s donde también se introduce el peligro, el riesgo, lo inesperado...”.

“Adán y Eva, los pobres se aburrían y por eso se saltaron la prohibició­n”, dice la escritora

 ?? KIM MANRESA ?? Imma Monsó (Lleida, 1959) presentó su nueva novela en Barcelona, a los cuatro años de La dona veloç
KIM MANRESA Imma Monsó (Lleida, 1959) presentó su nueva novela en Barcelona, a los cuatro años de La dona veloç

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