Isla Mauricio, bienvenidos al paraíso
Cier ralos ojos. Piensa en un inmenso
palmeral acariciado por una leve brisa. Playas de fina arena blanca bañadas por las cristalinas aguas del Índico. Sol, verdes paisajes, exótica vegetación y una gastronomía de lujo. Sí, puedes abrirlos ya, acabamos de llegar a la isla Mauricio.
Multicultural como pocas, esta isla ha sabido adaptarse perfectamente a los tiempos sin desaprovechar la herencia que pueblos británicos, indios o franceses dejaron sembrada, lo que ha dado lugar a una mezcla de sabores palpables en cualquiera de sus disciplinas: desde la tradicional
música criolla hasta los ingredientes mejor acogidos de su gastronomía, como el curri o la amalgama de cervezas y vinos de cualquier parte del mundo. Vestigios de un pasado que, desde luego, en la isla Mauricio no siempre fue mejor.
ACTIVIDADES EN LA ISLA
La isla Mauricio es para muchos un
destino perfecto de luna de miel.
Esta romántica fecha es todavía más especial, si cabe, si se vive en una de las playas de esta isla, contemplando una puesta de sol o, mejor aún, dándole la bienvenida a un nuevo día tumbado en la playa de fina arena, sin más ni mejor compañía que la persona con la que vas a pasar el resto de tu vida. Sí, en efecto, la isla Mauricio es un destino para
enamorados, aunque también lo es para adictos a los deportes acuáticos o para viajeros que buscan un destino perfecto donde descansar y disfrutar de sus idílicas playas.
Sea como fuere, el mar es uno de los grandes protagonistas del lugar. Se puede hacer una excursión en
barco con el fondo de cristal, para divisar el fondo marino casi como si estuviésemos dentro, o realmente estarlo, gracias a las numerosas
inmersiones de buceo que pueden realizarse desde casi cualquier punto de la isla. En tierra firme, una de las visitas más populares es la que se realiza al Parque Nacional Gargantas del Río Negro, naturaleza en estado puro. En la isla Mauricio, el paisaje es muy variado, lo que posiciona esta isla como un destino con interesantes oportunidades de
turismo, que van desde sus magníficas reservas naturales y mansiones coloniales hasta templos hindúes o fábricas de azúcar (el popular ali-
mento, junto al ron).
Uno de los mejores ejemplos del legado de este pequeño paraíso se encuentra en el centro de la isla, en
la Maison Eureka, una especie de museo que engloba con gran acierto el legado colonial de la isla (www. maisoneureka.com). Está ubicada cerca de la ciudad universitaria de Moka, que también es la sede del
Instituto Mahatma Gandhi.
Otra visita interesante para conocer la parte más cultural de la isla es al Domaine Les Pailles, un elaborado centro cultural ubicado entre Port Louis (la capital) y Moka. En este gran complejo se puede visitar una rehabilitada casa típicamente mauriciana, además de su
molino de azúcar del siglo xviii y una destilería de ron (la bebida típica del país).
En el complejo también hay cinco restaurantes y un centro
de equitación, por lo que resulta muy interesante para descubrir en familia. Y, en Curepipe, la segunda ciudad en tamaño e importancia de la isla, se pueden contemplar unas excelentes vistas desde el borde del cráter Trou aux Cer
fs, una de las imágenes de postal que ofrece la isla.
Los más aventureros deberían dirigirse sin dudarlo a la costa este de la isla, donde un ferri sale cada día hacia la pequeña Île aux Cer
fs (isla de los ciervos), o hacer una excursión al Domaine du Chas
seur, la reserva natural cerca de Vieux Grand Port, donde se realizan visitas guiadas para la observación de aves, ofreciendo también la posibilidad de embarcarse en un minisafari por la reserva. Lo dicho, naturaleza en estado puro.