La UE y Turquía regatean sobre asilo
Los gobiernos europeos y Ankara se reparten sus responsabilidades con los sirios
Bruselas vuelve a convertirse en un bazar al más alto nivel diplomático, con los líderes de la Unión Europea repartiéndose con el Gobierno turco sus responsabilidades con los refugiados sirios y el control de los flujos de inmigración irregular. Por su posición geográfica y conexiones con Siria, la UE necesita a Turquía para resolver la crisis pero no a cualquier precio, advirtieron ayer varios líderes europeos al comienzo de la cumbre de Bruselas: “Turquía está pidiendo mucho. No acepto una negociación que a veces se parece a un chantaje”, se quejó el primer ministro belga, Charles Michel. A ojos de la canciller alemana, Angela Merkel, el acuerdo con Turquía ofrece por primera vez una oportunidad para encontrar “una solución europea” a la crisis de los refugiados, pero también se mostró cauta sobre las posibilidades de equilibrar los intereses de ambas partes de la negociación.
El objetivo final no es otro que desincentivar la llegada de inmigrantes a Grecia, un país que se ha convertido en un callejón sin salida para más de 43.000 refugiados tras el cierre de fronteras en la ruta de los Balcanes. El borrador del acuerdo que hoy propondrán al primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, refleja las consecuencias de tensiones internas surgidas tras la cumbre de la semana pasada, cuando Merkel negoció con Davutoglu y el primer ministro holandés, Mark Rutte, un acuerdo a espaldas del resto.
El nuevo texto matiza que las deportaciones de inmigrantes a Turquía –refugiados incluidos– se harán de forma acorde con el derecho internacional: sus demandas de asilo y recursos serán examinados en Grecia y “respetando el principio de que no puede haber devoluciones colectivas de extranjeros”. Esta era una línea roja para varios países, en especial España, Francia y Suecia, que consideraron que la anterior declaración no la respetaba.
No obstante, se mantiene el plan de que “todos los nuevos inmigrantes irregulares que crucen de Turquía a las islas griegas serán devuel- tos”. La base legal para hacerlo es que Grecia considere a Turquía “país tercero seguro”, una declaración que no implica que sea en sí un país seguro para sus ciudadanos sino que lo es para personas de otra nacionalidad. La ley europea permite declarar inadmisible una solicitud de asilo si la persona llega de un “país tercero seguro”. Algunas oenegés dudan de que Turquía merezca esta consideración (Acnur debería certificarlo). “Está al límite habitual”, admitió la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaité. “Tengo algunas garantías pero no estoy convencido”, dijo el premier luxemburgués, Xavier Bettel.
Ankara se ha comprometido ya a readmitir todos los inmigrantes económicos en situación irregular de terceros países que la UE le devuelva. Bruselas cree que el destino de estas personas puede decidirse por procedimiento acelerado (48 horas), un reto para el sistema de asilo griego. La otra parte del trato, más polémica, consiste en que por cada refugiado sirio que Ankara acepte de vuelta desde Grecia, los gobiernos europeos se comprometen a sacar de Turquía a otro sirio que haya llegado de forma regular. Con este incentivo, la UE trata de “romper el modelo de negocio de los traficantes sin personas”, demostrar que es inútil pagar a alguien por que les lleve a Grecia, porque tarde o temprano van a ser devueltos. Este esquema será de
¿GOLPE ALAS MAFIA S? Europa quiere deportar de Grecia a Turquía a todos, refugiados e inmigrantes irregulares
EL ALICIENTE La Unión abrirá vías legales a los sirios para llegar desde Turquía sin arriesgar sus vidas
naturaleza temporal: la idea es que los refugiados abandonen poco a poco esta ruta. Y, para dejar claro que ese principio del uno por uno no se traducirá en la obligación de traer a cientos de miles de personas a la UE, la propuesta fija un techo de 72.000 personas, la cifra de plazas vacantes de los planes de reubicación ya pactados. Cuando esa ruta migratoria quede cegada, los gobiernos europeos pondrán en marcha un Programa de Admisión Humanitaria, voluntario, para que los sirios lleguen por vías seguras a la UE desde Turquía, sin arriesgar sus vidas.
La última propuesta modera la disposición de la UE a acelerar las negociaciones de adhesión. Chipre amenaza con vetar si la obligan a aceptar la reapertura de capítulos negociadores que dejó hace años en suspenso por la negativa de Ankara a reconocerlo como Estado y aplicarle el acuerdo aduanero que Turquía tiene con la UE. Los líderes europeos también aceptan adelantar a finales de junio la aplicación del acuerdo de liberalización de visados pero sólo si el Gobierno turco cumple con todas las condiciones previstas. Se antoja complicado: a día de hoy sólo ha ejecutado 19 de las 72 medidas requeridas. Está por ver si Turquía acepta las rebajas.