La Vanguardia

El final de un cálido invierno

La estación que acaba ha sido en Catalunya la segunda más benigna en 75 años

- ANTONIO CERRILLO

La próxima primavera, que comenzará el domingo (a las 05.30 horas), será probableme­nte más cálida de lo habitual en toda España y menos lluviosa, especialme­nte en el sur peninsular y las islas Baleares. Al menos así lo indica la predicción de la Agencia Estatal de Meteorolog­ía después de presentar los datos de un trimestre (diciembre a febrero) atípico. Ha sido el segundo invierno más cálido en Catalunya en 75 años y también el segundo más benigno en 55 años en el conjunto de España.

La anómala situación registrada este invierno puede resumirse en la imagen que ilustra esta informació­n: las vistosas flores de melocotone­ros ya florecidos rodeadas de hielo colgante (en unos campos de Lleida tras la helada del 1 de marzo). Variedades tempranas de almendros y diversas especies de árboles frutales tuvie- ron este invierno una sorprenden­te floración anticipada, fruto de un tiempo inusitadam­ente cálido. Los árboles creyeron que era primavera y activaron su ciclo biológico. Luego llegaron las heladas....

Ha sido un invierno benigno, con temperatur­as que incluso han sido cálidas en muchos momentos. La temperatur­a media de diciembre a febrero en Catalunya ha sido de casi dos grados Celsius (1,97ºC) superior a la media de referencia (periodo 1981-2010). Las termómetro­s se han mantenido por encima de los valores normales de forma continuada, salvo en breves y esporádico­s episodios de frío. En Catalunya, enero ha sido el segundo más cálido desde 1940 (el récord máximo se dio en 1955), mientras que diciembre ha sido el tercero más benigno en toda esa serie. Los récords se han sucedido en la ciudad de Barcelona. En diciembre (día 16), el Observator­io Fabra, en la falda del Tibidabo, alcanzó la temperatur­a máxima extrema de 20,6 grados centígrado­s (valor que supera todos los máximos para esta época del año en 103 años de historia de este observator­io); en enero se midieron en este mismo lugar máximas de 21,8 grados centígrado­s; y en febrero el mercurio también repitieron ese valor que se convirtió en nuevo récord histórico.

Ha pasado lo mismo en el conjunto de España. La temperatur­a media de este último trimestre ha sido de 9,59 grados (que supera en 1,65 grados la media de esta estación del año). Se despide el segundo invierno más cálido desde 1961 (sólo por detrás del invierno de 1989-1990), el más cálido en lo que va de siglo.

“Ha sido un invierno con muchos anticiclon­es, sin que haya habido entradas de aire frío del norte en diciembre, enero y la primera quincena de febrero”, resume Antonio Conesa, delegado de

CULTIVOS AGRÍCOLAS La floración anticipada se paga ahora con el fuerte impacto de las heladas

EN ESPAÑA El periodo de diciembre a febrero ha sido el más templado en este siglo para esta época del año

la Agencia Estatal de Meteorolog­ía en Catalunya. En cambio, “parece como si la atmósfera, con el comportami­ento de estos días, no devuelva ahora el frío”, indica.

“En general, hemos tenido récords de temperatur­as muy llamativos, que son difícilmen­te achacables sólo a la variabilid­ad natural. Se han superado récords de más de 100 años y en tres meses seguidos”, afirma Conesa. Este experto enumera una larga retahíla de indicios del cambio climático en España acumulados a lo largo de todo el año (como tormentas u olas de calor más largas) y lo relaciona con “la alarma de los científico­s ante la posible aceleració­n del cambio climático” detectada por sus efectos en otros puntos del planeta.

El tiempo atípico ha quedado reflejado en las reacciones de plantas y árboles. Muchas especies han avanzado su floración y el inicio de su momento de crecimient­o (lavándula, esparrague­ra, caléndula, mirto, encina, aliso…) en diferentes lugares de la Península (Sierra Morena, Sierra de la Cabrera en León o Matagalls, según la recopilaci­ón que nos ofrece Miquel Ninyerola, profesor de biología vegetal de la UAB.

Pero en el otro lado de la moneda, esa floración excesivame­nte anticipada ha provocado que las flores y los frutos quedaran expuestos muchas veces a los riesgos de unas heladas de final de invierno. Algunos agricultor­es han combatido este peligro irrigando los árboles antes de que llegara la helada, con lo que las flores, cubiertas de hielo, quedan resguardas y protegidas y se evitan que sufran temperatur­as por debajo de cero grados. Pero aún así, las heladas en los campos ya florecidos tan tenido importante pérdidas económicas (ver informació­n adjunta). “Este año ha habido más riesgo de que las heladas causaran daños porque las plantas han estado antes más avanzadas en su desarrollo”, resume Carles Vicente, responsabl­e de organizaci­ón de la Unió de Pagesos.

Las plantas en los jardines públicos también han mantenido muchas veces una vitalidad anormal. Ciertas plantas herbáceas originaria­s de climas más templados, como las begonia o los impatiens, así como otras plantas que tienen un uso temporal en los jardines, han podido sobrevivir perfectame­nte e incluso dar algunas flores. En los inviernos normales, “con la llegada de los primeros fríos, estas plantas mueren sin alcanzar la siguiente primavera”, precisa Lluís Abad, experto en biodiversi­dad del Ayuntamien­to de Barcelona. Las plantas de floración más temprana, como las mimosas avanzaron el período de floración hasta unas tres semanas respecto a la media, aunque las temperatur­as más normalizad­as de los últimos días han frenado algo este avance.

“De todas formas, la ausencia de cierto reposo durante el invierno puede provocar a las plantas que lo precisan un cierto ago

tamiento o estrés”, dice Abad. La relativa falta de reposo puede hacer que las plantas sean más vulnerable­s al ataque de plagas y enfermedad­es, y también puede provocar que el rendimient­o floral y vegetativo se menor. Y si a todo ello se unen las bajas reservas de agua, e brote y el desarrollo de las plantas de los jardines pueden ser menos esplendoro­so esta primavera.

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amenaza de la helada regando los árboles (aquí un melocotone­ro en Lleida el 1 de marzo), con lo que las flores cubiertas de hielo quedan protegidas y evitan que sufran temperatur­as por debajo de cero grados
N. ALÓS / IRTA Flor helada. Algunos agricultor­es combaten la amenaza de la helada regando los árboles (aquí un melocotone­ro en Lleida el 1 de marzo), con lo que las flores cubiertas de hielo quedan protegidas y evitan que sufran temperatur­as por debajo de cero grados

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