‘Presupuesto’ tripartito
El gobierno de Barcelona deja a punto de firma el acuerdo con ERC y el PSC
El gobierno municipal de Barcelona cerrará en las próximas horas un acuerdo con ERC, por un lado, y con el PSC, por el otro, que ha de permitirle llevar a la comisión de Economía del próximo martes una modificación presupuestaria que, según las fuentes consultadas por La Vanguardia, rondará los 270 millones de euros. La decisión de trasladar este proyecto (de hecho, la alternativa del equipo de Ada Colau a la aprobación por la vía ordinaria del presupuesto para este año) se tomó ayer en la reunión semanal de la comisión de gobierno, después de constatar que las largas negociaciones con republicanos y socialistas, que en los próximos días explicarán sus aportaciones particulares a este presupuesto tripartito, están totalmente encarriladas y a falta de poco más que estampar la firma.
Con esta aprobación, que como ya adelantó este diario el 26 de febrero permitirá al gobierno de BComú movilizar gasto corriente y disponer de dinero para abordar algunas inversiones, la alcaldesa Colau podrá tomar aire para gobernar con relativo desahogo. Le quedará todavía superar muchos obstáculos para tener cierta tranquilidad. La falta de apoyos políticos para sacar adelante el plan de alojamientos turísticos –que, de momento, le ha llevado a prorrogar sin previo aviso un año más la suspensión de nuevas licencias– o el proyecto de conexión de los tranvías por la Diagonal –cuestionado el pasado martes por todos los grupos de la oposición– aparecen ahora en un horizonte que ERC y PSC contemplan de distinta manera. Mientras que el grupo que lidera Alfred Bosch no parece tener intenciones de entrar en el gobierno de la ciudad y se plantea influir desde fuera tanto como sea posible, el socialista Jaume Collboni se desvive por incorporarse a ese gobierno, aunque para ello tenga que correr un tupido velo y olvidar los feos con los que BComú le ha obsequiado durante estos meses.
Al cierre de esta edición, se daba por hecho el acuerdo que, en el mejor de los casos, permitirá iniciar los trámites para que la aprobación definitiva de la modificación presupuestaria se pueda llevar a cabo a finales de mayo. Esta es la vía rápida. La lenta, la de la aprobación de un presupuesto
comme il faut, se habría demorado seguramente hasta el mes de septiembre, con lo que el gobierno de Ada Colau hubiera dispuesto de un solo trimestre para ejecutar las cuentas del 2016.
En materia presupuestarias, el tripartito de izquierdas –con nuevas caras y diferente composición– vuelve a reinar en Barcelona.