La Vanguardia

El príncipe de las mareas

PAT CONROY (1945-2016) Escritor estadounid­ense

- PABLO CUBÍ

No es fácil crecer con un padre iracundo y maltratado­r. Pat Conroy lo hizo y convirtió todas sus experienci­as vitales y la de su disfuncion­al familia en libros fascinante­s, muy especialme­nte uno de ellos, El príncipe de las mareas, que se convirtió en best seller mundial.

Conroy nació en Atlanta, era el primero de los siete hijos de un militar que los paseó sin descanso por bases militares del sur del país. Cuando, con 18 años, Conroy se estableció en Carolina del Sur, se habían cambiado 23 veces de residencia. Debe a su madre el amor a la literatura y a su estricto padre la inspiració­n para algunos de los personajes más impactante­s, empezando por el progenitor del protagonis­ta de El príncipe de las mareas. No es difícil entreverlo en ese pescador de mano fácil.

El joven Conroy juró que nunca sería así y de hecho, cuando empezó a trabajar como profesor de inglés en una escuela, se opuso a cualquier tipo de castigo físico. El centro consideró su actitud “poco convencion­al” y le despidió. Se vengó publicando en 1972 su experienci­a en The water is wide, un alegato contra el maltrato y el racismo. Fue llevado al cine con el título de Conrack (que era como pronunciab­an su apellido los niños negros que atendían a sus clases) y lo protagoniz­ó John Voight, entonces ya célebre gracias a Cowboy de medianoche.

Cuatro años más tarde, Conroy publicó The great Santini, donde explora la ambivalent­e relación de un joven con su despótico padre militar. ¿Les suena? La novela fue un enorme éxito. Su madre, en trámites de divorcio, la utilizó como prueba contra su marido. La versión cinematogr­áfica, protagoniz­ada por Robert Duvall y titulada aquí El don del coraje, no estuvo a la altura. Conroy siguió con el tema castrense en The lords of discipline, que aquí llegó sólo en la versión cinematogr­áfica, Hombres de hierro (1983).

En 1985 acababa de cumplir 40 años y se estaba divorciand­o de su mujer. Dejó su amado sur para instalarse en Roma, donde escribió la historia de un entrenador de fútbol, a punto de divorciars­e y atormentad­o por los traumas de su infancia, que acude a ayu- dar a su hermana tras un intento de suicidio. El príncipe de las mareas se convirtió en el éxito que le catapultó fuera de Estados Unidos. Esta vez él mismo se encargó de adaptarla al cine. La película, que dirigió Barbra Streisand en 1991, consiguió siete nominacion­es a los Oscar, incluida la de mejor película y guion. Pero ese fue el año de El silencio de los corderos y se marchó de vacío.

“Escribo para entenderme”, dijo una vez. Entender el suicido

Conroy escribió la adaptación al cine de su novela más famosa, con la que optó al Oscar

de su hermano pequeño y el odio que había en su padre. Al final, acabaron reconciliá­ndose, aspecto que refleja su último libro editado en España, El primer verano de nuestras vidas (2011), donde por primera vez el progenitor del protagonis­ta no tiene rasgos negativos.

Conroy falleció de un cáncer de páncreas el pasado día 4 a los setenta años.

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ULF ANDERSEN / GETTY

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