“Força Juve”
Varios jugadores del Barça se quedaron en el vestuario para ver la prórroga del Bayern
Los pocos jugadores del Barça que salieron a atender a los medios de comunicación en la sala de prensa después de medirse al Arsenal lo hicieron con retraso. El motivo no era difícil de adivinar. Se estaba disputando todavía la emocionantísima prórroga del Bayern-Juventus y la mayoría de la plantilla quiso seguir el desenlace de la eliminatoria a través de algún monitor de televisión.
En la intimidad no hay cámaras ni micrófonos, tampoco disimulos ni miedo al qué dirán. Se animó al Juventus en líneas generales en las entrañas del Camp Nou y las interpretaciones que de ahí se extraen varían en función de las fuentes consultadas. Para algunos los futbolistas de Luis Enrique preferían que pasaran los italianos para evitar a los alemanes en unos hipotéticos cuartos de final, en unas semifinales o en la final de Milán, teoría creíble pero con sus fisuras teniendo en cuenta que el Juventus fue el último finalista de la Liga de Campeones precisamente contra el Barça y no fue un adversario fácil en Berlín para el equipo blaugrana.
La otra tesis es más políticamente incorrecta pero responde a la compleja relación todavía existente entre algunos miembros del vestuario que convivieron con Guardiola y el ahora entrenador del Bayern. Al tiempo que le admiran y le deben tanto, crea cierto rechazo la entregada veneración que se le sigue profesando desde ámbitos barcelonistas aun cuando ahora representa otros intereses.
La escena, en realidad, fue festiva, coherente con las sensaciones que se imponen cuando se libera la tensión tras una eliminatoria europea. Por otro lado, la unanimidad siempre ha sido total a la hora de considerar a Guardiola como un entrenador extraordinario y precisamente por eso ahora, en las filas del Bayern, es tan temible. En el sorteo de hoy las preferencias de la mayoría de los futbolistas eran claras: mejor el Benfica o el Wolfsburg.