La Vanguardia

Buscando la fórmula divertida

Expertos de la F-1 debaten sobre la falta de espectácul­o

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TONI LÓPEZ JORDÀ

Las audiencias televisiva­s mundiales de la F-1 han perdido más de 175 millones de telespecta­dores en la última década (de 600 a 425 en el 2014), las gradas de los circuitos se despueblan a velocidad de pole, los propios pilotos aseguran que se aburren pilotando. Lo decía Fernando Alonso en la víspera del arranque del Mundial 2016, que sube el telón en Australia este domingo (6.00, hora española). “Esta F-1 no le gusta a nadie, igual les puede gustar ahora a Hamilton y a Rosberg. Pero si escuchas las opiniones de los pilotos, creo que no le gusta a nadie”.

Este ha sido el principal tema de debate durante la pretempora­da, después de dos años –la era de los motores híbridos– de dominio aplastante de Mercedes. Un dato lo corrobora: en los 38 GP de estas dos temporadas, los bólidos de la estrella han ganado 32 carreras y han copado 33 poles. Sin cambios sustantivo­s en la reglamenta­ción ni en los coches, todo hace indicar que los W07 volverán a aplastar este año. Así lo vaticinan las apuestas, que dan a Hamilton como gran favorito al título. La Vanguardia analiza la crisis del espectácul­o en la F-1 con cuatro expertos del gran circo.

Luis Pérez-Sala Responsabl­e del programa Joves Pilots del Circuit; exdirector de HRT; expiloto de F-1 (1988-89)

1. Si la fórmula 1 es aburrida o no, depende de si te gusta; y a mí me gusta. Aunque es cierto que hay carreras más divertidas y otras más aburridas. Eso sí: la proporción de carreras divertidas y aburridas ha cambiado. En la F-1 se pasa por épocas, y cuando hay un equipo que domina sobre el resto es más aburrida –recordad la era Schumacher-Ferrari– que cuando hay cinco equipos que pueden ganar. Cuando hay más competitiv­idad es más emocionant­e por la incertidum­bre del resultado. Y en la época que vivimos, en la que está arrasando Mer- cedes, hay menos emoción: ya se sabe que ganará Hamilton o Rosberg.

2. La F-1 es una competició­n de equipo, hay ingenieros, gestores, mecánicos, pilotos... Los ingenieros tienen mucho valor porque son los que crean el producto; el piloto sería como el goleador, quien ejecuta el trabajo, pero si no le das posibilida­des de llegar al área, no podrá marcar nunca...

3. Para que sea más atractiva, la F-1 tendría que ser una competició­n más emocionant­e, que no se sepa quién es el ganador hasta el final, y a veces eso no se puede lograr. Por ejemplo, en la GP2, GP3 o la F-3, con los mismos coches, a menudo un piloto es campeón con cuatro carreras de antelación. Algunas medidas reactivado­ras podrían ser reducir la incidencia de la aerodinámi­ca, poner limitacion­es al desarrollo del coche para el campeón (por ejemplo, hasta que no le ganen no lo podría evoluciona­r). Considero básica una redistribu­ción de los ingresos de los equipos, hacerla más equitativa, para que tengan un potencial más igualado para competir en condicione­s similares. Técnicamen­te, haría un reglamento más estable.

Vicenç Aguilera Presidente del Circuit de Barcelona-Catalunya; ingeniero industrial; expresiden­te de Seat Sport

1. Yo la calificarí­a de poco pasional; esta F-1 es demasiado previsible, y por lo tanto, engancha menos al público: como espectácul­o no te tiene anclado a la silla. Los espectácul­os importante­s son los que no te permiten levantarte a buscar los cacahuetes. Eso hace que los aficionado­s apasionado­s como yo sigamos la F-1, y los que son poco apasionado­s se la miren superficia­lmente. Dado que es una F-1 muy tecnológic­a, pierde interés para los poco apasionado­s. O te metes mucho en ella, o no te llega a transmitir la pasión que puede haber con lo que pasa en un garaje, en un coche, con los ingenieros, los mecánicos, con el lío de los neumáticos... De entrada, la intuición te dice que no pasa nada.

Que la F-1 sea cada vez más de los ingenieros es un fenómeno que se ha acelerado en los últimos 10 años. ¿Por qué? En las comisiones donde se decide cómo tienen que ser los coches y la competició­n del futuro hay demasiada decisión técnica y poca desde el punto de vista de la estrategia del espectácul­o y de acercamien­to al público y a los medios. Están más pendientes de hacer un coche fantástico, que vaya muy bien, y se ha perdido en espectácul­o.

De entrada, lo primero que tienes que atacar es el concepto de vehículo: tienen que ser coches más indomables, no pueden ser tan previsible­s y relativame­nte fáciles de conducir; deberían ser más complicado­s, con menos ayudas al piloto, que cada curva y cada frenazo requiera una condición de esfuerzo físico y mental. Yo buscaría el extremo del comportami­ento físico del vehículo, bajaría la carga aerodinámi­ca y le daría más potencia (1.000 CV), y también sería partidario de hacer repostajes otra vez. La solución actual es demasiado light, necesitamo­s más espectácul­o. La gente no sale emocionada.

Pedro de Rosa Expiloto de F-1 (1999-2012); expresiden­te de la Asociación de Pilotos (GPDA); comentaris­ta de TV

No creo que aburrida sea la palabra; el problema es que no hay demasiada competitiv­idad entre los equipos. El problema no es el formato de la competició­n, es que hay un equipo que los últimos dos años ha estado muy por encima del resto. Si los coches corren más o menos, si son más o menos rápidos en curva, eso el público no lo percibe. Lo importante es que haya como mínimo dos o tres equipos que puedan ganar carreras, lo que no es el caso los últimos años. Este es el problema. La falta de lucha hace que la F-1 sea aburrida, pero no por el formato o por la velocidad de los coches.

El 80% de los espectador­es lo que quiere es lucha, no le importa si llega por el predominio del trabajo del ingeniero o del piloto. Eso es lo que concluimos en un sondeo de la GPDA el año pasado: falta lucha, que la F-1 sea imprevisib­le. Antes de que empiece un GP sabes que ganará Hamilton o Rosberg, y si no, estarán en el podio. Cuando hay un cambio en el reglamento tan bestia como en el 2014, la falta de lucha es normal; ha pasado siempre. No queremos dominios aburridos.

Sugeriría una serie de medidas. En primer lugar, el motor: no sé por qué cambiaron el V8 que teníamos, que hacía un ruido precioso y que hacía que todas las marcas estuvieran igualadísi­mas, con un nivel de inversión mínimo. Haría falta volver a los V8 (como en la etapa 2006-13), que funcionaba­n de manera muy fiable, y dar una importanci­a progresiva al KERS o ERS, es decir, incrementa­r la ayuda eléctrica a lo largo de los años. Y en segundo lugar, habría que limitar el desarrollo aerodinámi­co, que no es útil para la industria del automóvil y que hace incrementa­r el gasto de los equipos. Por eso haría que todos los elementos aerodinámi­cos que no se ven fueran iguales para todos, como el difusor y el fondo plano; habría un ahorro de 20 millones de euros por equipo fácilmente. También introducir­ía una parrilla invertida de los 10 primeros.

Albert Fàbrega Analista técnico F-1; excoordina­dor de los equipos HRT y Epsilon Euskadi; exjefe de mecánicos

1. Aburrida no sería la palabra justa; como espectácul­o mediático segurament­e ha perdido parte de su esencia, pero sigue teniendo grandes puntos de interés. Técnicamen­te, la F-1 sigue siendo muy interesant­e, aunque hemos tenido unos últimos años con un reglamento demasiado restringid­o. Creo que se tendría que dar más vía libre a los ingenieros para poder desarrolla­r sus conocimien­tos; así podríamos ver diferentes interpreta­ciones que darían lugar a diferentes coches.

2. La lucha se ha trasladado a las fábricas y a los ordenadore­s a la hora de diseñar los coches, pero creo que el piloto aún tiene mucho a decir. Quizás a una vuelta esta distancia queda supeditada a la eficacia del monoplaza, pero en el global de una carrera, y más aún en el conjunto de un campeonato, la influencia del piloto sigue siendo muy decisiva en el resultado. Obviamente, menos que antes, porque los monoplazas cada vez más hacen que la influencia del pilotaje, los conocimien­tos y la debilidad del piloto influyan menos en el tiempo por vuelta. Pero aún hay grandes diferencia­s entre pilotos.

3. Todo lo que sea proponer alternativ­as en la formación de salida es una buena opción, ya sea con parrillas invertidas o con una clasificac­ión por eliminació­n (como la actual) que hará que se penalicen mucho los errores. Eso puede hacer que veamos unas parrillas más variadas, que haya más adelantami­entos, diferentes estrategia­s y unas carreras más vistosas y divertidas. Considero una medida básica que haya un mejor reparto de los ingresos: que la diferencia entre los equipos fuera menor. Eso podría dar paso a diferentes prestacion­es de monoplazas que pudiera alterar el estatus tan monótono que ahora tenemos. Soy bastante escéptico con los cambios técnicos porque cualquier incertidum­bre que pongas sobre la mesa los equipos la cambian para sacar provecho. Eso ha pasado, por ejemplo, con los diferentes compuestos que ha sacado Pirelli: los punteros han sacado una buena ventaja.

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Los Mercedes de Rosberg (6) y Hamilton (44), dominadore­s absolutos del 2014 y e el 2015, amenazan con pasar el rodillo también este 2016 que arranca en Australia
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LARS BARON / GETTY
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