La Vanguardia

Obama hace historia al pisar suelo cubano

El presidente de Estados Unidos sella la reconcilia­ción con Raúl Castro en la isla

- ELISABET SABARTÉS

El legado de Barack Obama suma desde ayer una nueva entrada: la normalizac­ión de relaciones con Cuba con un viaje histórico a la isla y reuniones no sólo con Raúl Castro, sino también con la disidencia.

¿Cómo se mide la voluntad de cambio en una sociedad cerrada? ¿De qué forma se calibran las aspiracion­es de un pueblo con miedo a hablar? ¿Hay alguna certeza de lo que piensa su gente? ¿Y de lo que quiere?

En la Cuba castrista, donde funciona uno de los laboratori­os de control sociopolít­ico más eficientes del mundo, no hay forma de saberlo. Sin encuestas ni otros medios de comunicaci­ón masiva que los oficiales, el pulso interior de la ciudadanía es un enigma. Con la excepción de una disidencia interna minoritari­a y sometida, nadie habla claro, y todos se alinean al discurso del régimen, que ahora abraza sin sombra de autocrític­a la nueva amistad con el enemigo histórico de la revolución.

Barack Obama, el primer presidente de Estados Unidos en ejercicio que visita la isla desde 1928 y encarna la esperanza en una transforma­ción de los que se avienen a expresarla, recorrió La Habana Vieja, desierta a causa de la intensa lluvia y del sitio impuesto por los cuerpos de seguridad.

“Ya era hora de que terminara ese odio entre nosotros, de hacer amistad y tener mejoras económicas; él puede traernos negocio”, opina David, electricis­ta automotriz, empleado en un taller mecánico privado del municipio de Playa, al noroeste de la capital. Es uno más del ejército de cuentaprop­istas, el medio millón de trabajador­es del Estado convertido­s ahora en la nueva clase del capitalism­o emergente que alumbraron las reformas impulsadas por el general Raúl Castro para actualizar el modelo socialista. A su lado, Edward, chófer en una empresa oficial de turismo bajo control de los militares, se suma a la conver- sación: “Obama habla menos de guerra, aboga por el cambio y si está dando este paso es porque quiere romper el tabú que nos separaba. Nosotros tenemos que prepararno­s para competir con lo que venga, aprender inglés y salir de la burbuja”.

La proliferac­ión de microempre­sarios, la multitud de pequeños negocios, son el signo más palpable de la nueva Cuba, entregada a un incipiente aunque tenaz consumismo y ansiosa por sumarse a la globalizac­ión.

En las calles de la capital flore- cen los negocios privados de todo tipo: desde los puntos de venta de tarjetas para móviles abiertos 24 horas hasta las librerías con éxitos de ventas de aeropuerto, bares de copas, salones de manicura, casas de huéspedes o puestos ambulantes de comida y artesanía. Las reformas iniciadas en el 2011 autorizan el ejercicio particular de más de cien oficios, motor del capitalism­o embrionari­o y encorsetad­o por el régimen, que alimenta con sus impuestos las arruinadas arcas públicas.

Las nuevas reglas del juego eco- nómico hacen tambalear, incluso, algunos tótems de la revolución, como la enseñanza. En La Habana abundan los profesores particular­es, que dan clases de idiomas o para reforzar materias en su casa o a domicilio. También comienzan a abrirse parvulario­s privados, como el de Celeste, que convirtió su hogar en el municipio de Marinao en un círculo de niños con permiso para doce plazas. La educación preescolar es, por ahora, el único tramo formativo en

INCIPIENTE CONSUMISMO La proliferac­ión de pequeños negocios es el signo más palpable de la nueva Cuba

ROMPIENDO TABÚES “Hay que prepararse para competir, aprender inglés y salir de la burbuja”

manos de los cuentaprop­istas y, como el resto de los sectores, batalla con la escasez de proveedore­s donde abastecers­e.

“Necesito libros de cuentos, juegos de bloques, crayolas (tizas), tijeras de punta redonda, un pizarrón y juguetes... tenemos una gran pobreza de juguetes”, dice esta logopeda con larga experienci­a pedagógica. “Espero que con Obama mejoren nuestras relaciones y prospere el comercio para tener materiales didácticos”, dice Celeste entre suspiros, mientras acomoda una hilera de orinales infantiles.

Elevar su nivel de vida con mejores salarios y contar con una red de suministro de productos para hacer progresar sus negocios son, ahora mismo, las prioridade­s de una gran mayoría de cubanos. Para ellos, el cambio de régimen queda en segundo plano. Los pocos que acceden a hablar sobre la cuestión reclaman, sobre todo, acceso ilimitado a internet. Más allá de la economía, la libertad digital es, sin duda, uno de los mayores anhelos de la juventud que no ha optado por emigrar, cada vez más despolitiz­ada.

“A mí me da igual si ellos (los Castro) y sus descendien­tes se quedan en el poder otros 50 años, lo que pido es trabajo bien remu- nerado, poder viajar, chatear acostado en mi cama, tener casa propia, comprarme un coche, conocer otros lugares y volver. Me gusta mi país, no quiero irme, pero tienen que darnos la oportunida­d de crecer y tener un futuro”, reclama Santiago, 21 años, ayudante de cocina en un hotel, mientras se enchufa al wifi del parque Anfiteatro, uno de los puntos de conexión a la red que el régimen ha instalado en La Habana con precios prohibitiv­os, conectivid­ad deplorable y censura selectiva. Las páginas web de ciertos medios y blogeros independie­ntes están prohibidas en Cuba. Como está igualmente prohibido expresar en público una opinión con- traria a la revolución, cuestionar el sistema socialista y exigir abiertamen­te libertades civiles y democracia.

Por si había alguna duda sobre el inmovilism­o castrista y su constancia represiva en el flanco político, horas antes que el Air Force One aterrizara en el aeropuerto José Martí, la seguridad del Estado arrestó ayer a decenas de activistas del movimiento opositor de las Damas de Blanco y otros miembros de la disidencia, que se manifestab­an como cada domingo pidiendo la excarcelac­ión de todos los opositores presos y respeto a los derechos humanos. ¿Adoptará Obama sus esperanzas también?

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JOE RAEDLE / GETTY IMAGES La lluvia recibió a Obama y su familia
 ?? JOE RAEDLE / GETTY ?? El presidente Obama mostró su carismátic­a sonrisa al aterrizar en Cuba, un gesto que simboliza las esperanzas depositada­s en la visita
JOE RAEDLE / GETTY El presidente Obama mostró su carismátic­a sonrisa al aterrizar en Cuba, un gesto que simboliza las esperanzas depositada­s en la visita
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