El diario de madame Vuillard
NO se pierdan la exposición Impressionistas y modernos (Obras maestras de la Phillips Collection) en CaixaForum. Es una oportunidad única de ver una muestra de la colección que el millonario Duncan Phillips expuso en Washington. Al lado de bailarinas de Degas, paisajes de Monet, interiores de Matisse, casas de Van Gogh, toros de Picasso o atardeceres de Kandinski, se puede contemplar un cuadro de pequeño formato de Édouard Vuillard, titulado El diario. En la obra, presenta a su madre en un momento de tranquilidad antes de ir a trabajar al taller de costura que regentaba. Aprovechando la luz del ventanal, sentada en un confortable sillón, lee absorta el periódico. Es todo un homenaje a la prensa que, cuando algunos consideran amenazado su futuro, resulta una metáfora de la felicidad. Para madame Vuillard, como todavía para más de mil millones de lectores en el mundo, leer el diario en papel es una experiencia única antes de empezar el día. Constituye un momento de intimidad, de solaz, de emoción. Uno se entera de las noticias en formato digital, las conoce al momento y las procesa de inmediato. Pero leer en papel es una manera de disfrutar sin prisas, de reflexionar con pausas, de enriquecerse a su debido tiempo. Una experiencia radicalmente distinta.
Sólo un insensato podría estar en contra de la digitalización de la sociedad. El mundo digital nos facilita la vida (qué felicidad leer el periódico en la tableta en las antípodas o conocer al instante mediante el móvil un hecho que se acaba de producir), pero la capacidad del diario de papel para domar el tiempo, para sumergirnos en los grandes temas, para interpretarnos los sucesos más insospechados, es incuestionable.
Un diario de papel es un objeto perfecto que nos sobrevivirá. El mundo digital ha restado seguidores y ha sumado lectores. Sin duda, dentro de cien años habrá otra dama absorta en un periódico, aunque a lo mejor conozca las noticias por un chip implantado en el cerebro.