La Vanguardia

El nombre del maligno

El Gobierno belga desvela que el yihadista “estaba listo” para actuar en la capital

- DANI ROVIROSA Bruselas. Servicio especial

El terrorista suicida, miembro del Estado Islámico, que sembró el pánico en Estambul y causó cuatro muertes y decenas de heridos se llamaba Mehmet Öztürk y tenía 24 años.

Salah Abdeslam “estaba listo para hacer algo en Bruselas”, aseguró ayer el ministro de Exteriores belga, Didier Reynders. Para él, no cabe la menor duda de que el único terrorista supervivie­nte de los atentados del 13 de noviembre en París estaba preparando un nuevo ataque, esta vez en la capital belga. Así de tajante se mostró el jefe de la diplomacia del país durante una intervenci­ón en el instituto German Marshall Fund, que una vez al año reúne en Bruselas a líderes políticos, económicos e intelectua­les de Europa y de Estados Unidos.

Su deducción se basa en el arsenal que ha encontrado la policía en el piso que las fuerzas de seguridad asaltaron la semana pasada en el barrio bruselense de Forest. Había “una gran cantidad de armas, de armas pesadas (…) y se descubrió una nueva red de individuos alrededor” de Abdeslam, dijo Reynders.

Según relató la fiscalía el miércoles, en la vivienda había una bandera del Estado Islámico, un libro con escritos salafistas, un kaláshniko­v, once cargadores de este arma y numerosa munición. Material que los agentes encontraro­n junto al cuerpo de Mohamed Belkaid, el argelino de 35 años que murió por los disparos de la policía al comienzo de la operación antiterror­ista.

También se hallaron allí, junto a un vaso, las huellas dactilares y muestras de ADN del propio Abdeslam, así como el pasaporte sirio y el carnet de identidad belga (ambos falsos) de Monir Ahmed Alaaj, alias Amine Chukri, detenido el viernes junto Abdeslam durante la redada en Molenbeek. “Tenemos la sensación de que probableme­nte hemos evitado un drama”, dijo Reynders.

Respecto a la posibilida­d de que estuviera creando un nuevo comando, el ministro de Exteriores dijo: “Hay muchas redes, no sólo de miembros de su familia (la de Salah Abdeslam) o de gente que tiene la misma ideología que él. También hay muchos vínculos entre los terrorista­s y los criminales. Utilizan las mismas herramient­as, los mismos coches, apartament­os, ubicacione­s. Y no sólo en Bruselas. Lo hemos visto en París después de los ataques terrorista­s”, agregó.

Después de los atentados de noviembre, el jefe de la diplomacia belga dijo en una entrevista a la cadena de televisión norteameri­cana ABC News que se buscaba a una decena de sospechoso­s relacionad­os con los ataques. En los últimos cuatro meses las pesquisas han elevado esa cifra hasta una treintena de personas. La gran mayoría están en la cárcel, han quedado en libertad al no habérseles podido imputar ningún cargo o han fallecido. No obstante, del entramado relacionad­o con la preparació­n de los atentados de París que la investigac­ión ha podido reconstrui­r, aún hay dos desparecid­os: Soufiane Kayal y Mohamed Abrini.

El primero fue parado momentánea­mente junto a Salah Abdeslam en un control policial en la frontera entre Austria y Hungría y

EL MINISTRO DE EXTERIORES “Tenemos la sensación de que probableme­nte hemos evitado un drama”

UN NUEVO COMANDO

Las investigac­iones apuntan que Abdeslam estaba reorganiza­ndo otra célula terrorista

se le dejó seguir el trayecto. La policía cree que podría ser uno de los coordinado­res de los ataques del 13 de noviembre. De Abrini hay constancia el 11 de noviembre en Francia, en una grabación en una estación de servicio conduciend­o el Clio que dos días más tarde conduciría Salah Abdeslam hasta el Stade de France, donde tres de los terrorista­s se inmolaron haciendo estallar sus cinturones de explosivos.

Abdeslam también debería haber hecho explotar el suyo, aunque finalmente se echó atrás por motivos que hoy todavía no se conocen. Él mismo se lo reconoció al juzgado de instrucció­n de Bruselas durante su primera declaració­n después de su detención, según reveló el sábado el fiscal de París, François Molins, en una rueda de prensa. Una explicació­n contra la que el abogado de Abdes- lam, Sven Mary, va a tomar medidas. Hoy mismo presentará una denuncia contra Molins por revelación del secreto de sumario, según explicó ayer en declaracio­nes a la prensa belga.

Su próxima comparecen­cia ante el juez será pasado mañana. De momento, Abdeslam pasó ayer su segunda noche en la cárcel de máxima seguridad de Brujas, en la que también están los dos amigos que le ayudaron a huir en coche desde París hasta Bruselas la noche de los atentados y el autor de los ataques al Museo Judío de la capital belga en el 2014, en el que falleciero­n cuatro personas.

Sobre la operación antiterror­ista que dio con Abdeslam, el primer ministro belga, Charles Michel, aseguró ayer en una entrevista al diario Le Soir que “sabía que tenía también una responsabi­lidad personal si las operacione­s fracasaban o había una toma de rehenes. Todo en un momento en que los medios de comunicaci­ón ya habían informado de la detención de Abdeslam”.

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ERIC VIDAL / REUTERS La ambulancia en la que se supone que viajaba Salah Abdeslam saliendo del cuartel general de la policía judicial de Bruselas, el pasado sábado

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