Los años de Cobi
AppArtShowroom exhibe obra gráfica de Marcos Palazzi
Javier Mariscal expone en la galería Eude una buena selección de obra gráfica y dibujos sobre papel, entre otros materiales, que se remontan a los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, de cuya mascota él mismo fue el creador.
Javier Mariscal (Valencia, 1950) expone en la galería Eude una buena selección de obra gráfica y dibujos sobre papel, con el complemento de unos dibujos animados en vídeo, algunas publicaciones que se muestran en vitrinas y hasta unas latas de cerveza vintage, de 1992 (es decir: ha caducado la bebida, pero no las imágenes de su continente).
En la muestra encontramos ejemplos de algunas de las mejores facetas de Mariscal. Entre ellas destacan las que enlazan con la primera época de este dibujante, especialmente las composiciones tipográficas y sobre todo las historietas de los Garriris, sus mejores personajes. Son dos líneas que este valenciano muy barcelonés trabajó ya muy bien en los años setenta y ochenta del siglo anterior, de un modo muy fresco y personal y bien influido por Saul Steinberg y por el Krazy Kat de Herriman.
Otros dibujos y grabados son algo posteriores: representan bares, sillas, cocinas, paisajes urbanos y también animales, por ejemplo un jabalí rodeado de selva o un camello que camina de un modo divertido, que me recuerda a Klee, a dibujos infantiles y también a cierto borrachín de una película de Tati llamada Playtime (pero así se mueven los verdaderos camellos). Y las referencias a la estupenda película Chico y Rita –realizada con Fernando Trueba– son ya del siglo XXI.
Aunque las obras expuestas son de distintos periodos, guardan una coherencia que casi se podría calificar de intemporal. Sin embargo, los tonos, los temas y los ambientes se pueden identificar también con una época muy determinada, que es la vivida por este dibujante y diseñador.
Las aventuras de los Garriris, llamados Fermín, Piker y el perro Julián, eran historias mínimas, aventuras gráficas muy pequeñas, inmediatas y antiépicas, como notas de un diario de verano. Autor y personajes –Mariscal era y es un garriri– coincidían en su actitud antisolemne. No pretendían lograr nada aparentemente importante: sólo ese estado de veraneo en el que el tiempo casi se suspende. Sin embargo, la sabiduría vital siempre acaba concluyendo que esas tres o cuatro cosas que dibujaba Ma- riscal cada año para los números especiales de verano de la revista mensual El Víbora – o incluso antes, en aquel Disco- Exprés donde un texto sobre los Talking Heads convivía con los dibujos de Mariscal o de Gallardo–, son más importantes que otras que podrían parecerlo más. Me refiero a actividades como pasarse un montón de horas en la orilla de una playa no demasiado poblada, con la excusa de pescar o cualquier otra, o a la sombra de un chiringuito de cañizo. O alguna noche más movida, de concierto de rock y ligues de verano. Es decir, la felicidad mediterránea anterior a la actual hipertrofia turística.
Y a nadie debe sorprender que la música que llevan sus dibujos animados de Garriris sea de Pascal Comelade. Este músico catalán y francés es, como Mariscal, un caso claro de kidult, expre- sión que emplea el también dibujante Sergio Mora para definir a aquellos humanos de edad adulta que nunca han perdido su propia infancia. Es, por cierto, una excelente base para no acabar amargado por las circunstancias adversas. Galería Eude. Consell de Cent, 278. Hasta el 23 de abril.
Marcos Palazzi. Aunque también se muestran algunos dibujos y pequeñas pinturas originales, la obra gráfica predomina en la exposición que presenta Palazzi en AppArtShow, una galería situada en el Raval. Incluye grabados a la punta seca, serigrafías y también, a un menor precio, estampas digitales (Giclée). Entre estas últimas encontramos imágenes que reproducen en un tamaño reducido una buena selección de pinturas de distintas épocas y series, cuyas versiones originales eran –y son– a veces de gran formato.
Seguramente la obra más sorprendente de esta selección es una escultura en madera policromada, llamada Sixto y Skimo, que representa a un perro y a un ser humano con vísceras visibles. AppArtShowroom. Notariat, 3 (ver horarios). Hasta el 3 de abril.
Las aventuras de los Garriris de Mariscal eran muy pequeñas y antiépicas, como notas de un diario de verano