La Vanguardia

Lo que va por debajo

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Hablábamos hace una semana de los mensajes confusos que habían dado algunos dirigentes de CDC, que parecían sugerir un retorno a la ambigüedad sobre la independen­cia. Rápidament­e, algunas voces destacadas de este partido dejaron claro que no hay ningún cambio de fondo y después, para rematar, Puigdemont declaró a varios rotativos europeos que se mantiene el compromiso anunciado por su gobierno. Curiosamen­te, y fuera del ámbito convergent­e, han aparecido también opiniones destacadas que parecen apuntar una cierta intención de rebobinar, la más notable de las cuales es la del politólogo Jaume López, portavoz de la plataforma Reinicia, impulsora de una Convenció Constituen­t Ciutadana de Catalunya y que agrupa organizaci­ones como la ANC y Òmnium, entre otras.

El profesor López ha dicho –sin que le hayan acusado de retroceder como sí se hizo con Rull– que hay que retornar al debate sobre el derecho a decidir. En una entrevista en el digital El Món, considera que “no hablaremos tampoco de Catalunya independie­nte, sino de la Catalunya del futuro, sobre la que unos cuantos podemos pensar que tiene que ser independie­nte. Velaremos para que la discusión no sea exclusivam­ente en términos independen­tistas, sino que sea soberanist­a”. López ha añadido que “desde un punto de

La estrategia de retornar al debate sobre el derecho a decidir plantea varios problemas importante­s

vista mediático es cierto, el derecho a decidir ya no sale tanto, pero desde un punto de vista sociológic­o hay mucha gente que no ha pasado pantalla, tal como demuestran las últimas elecciones, y la mayoría por el derecho a decidir todavía no se ha convertido en una mayoría independen­tista”. Nadie de las cúpulas de la ANC y Òmnium han matizado públicamen­te el discurso de López, todo lo contrario. Algunos actos que últimament­e organizan ambas entidades representa­n un retorno al derecho a decidir y tienen por misión intentar –sobre todo– seducir a políticos y votantes de Podemos-Comunes-Colau.

Las últimas cifras del CEO señalan un posible crecimient­o electoral de este espacio y eso refuerza la creencia (ampliament­e extendida) de que el independen­tismo sólo superará el 48% si penetra en la izquierda emergente. El problema de esta estrategia es doble. Primero: Podemos y los comunes quieren hacer lo mismo en sentido contrario, pescar independen­tistas para sumarlos a un proyecto nuevo de España, seducir a los seductores. Segundo: este enfoque olvida el centro y la derecha independen­tistas, desprecia los intereses de estos sectores y renuncia –por ejemplo– a los cien mil votantes que tuvo Unió el 27-S y a muchos votantes socialista­s contrarios a la cultura política de la izquierda populista.

La paradoja es que estos movimiento­s se producen mientras el frente institucio­nal depende de una mayoría parlamenta­ria que vive de la zanahoria de los 18 meses y del mito de una unidad transversa­l que debía poner en segundo término las diferencia­s derecha-izquierda.

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