El regreso de los peces migradores
La UE apoya un plan en el Ebro para romper las barreras que impiden a especies amenazadas remontar el río
La intervención humana en el Ebro, con la construcción de presas, embalses o azudes, ha dificultado sobre manera la migración de los peces a lo largo del tramo final del río hasta llegar al delta del Ebro y su desembocadura al mar. Un proyecto pionero (Migratoebre), cofinanciado por la Unión Europea (UE), se ha puesto en marcha para potenciar el flujo migratorio por el río de especies de gran valor, como la anguila, la lamprea o la saboga, en alarmante retroceso, y el emblemático esturión, extinguido en el Ebro hace más de 80 años.
Se trata de especies que mayoritariamente viven en el mar pero necesitan remontar por el cauce del río para buscar el emplazamiento ideal para poder desovar y reproducirse. La gran excepción es la anguila, que en edad adulta emigra del río al Caribe para criar y allí muere; las crías sí regresan al Ebro, en un nuevo viaje transoceánico. Los embalses de Flix y Ribaroja (Ribera d’Ebre), o los azudes de Xerta y Ascó han fragmentado la conectividad natural entre el mar y el río.
“Hay pequeños desniveles que los peces sí pueden franquear, nadando a contracorriente o saltando, pero cuando hay más altura, no”, advierte Enric Gisbert, investigador del IRTA. El plan, con una inversión de 1,5 millones, incluye la construcción de varios sistemas para superar bajo el agua las barreras: rampas, elevadores y ascensores para peces.
También se instalarán cámaras subacuáticas para estudiar el comportamiento de los peces en las rampas y elevadores, dar a conocer el proyecto y convertirlo también en reclamo turístico, como se hace en otros ríos europeos y americanos. “Si no vemos lo que pasa debajo del agua no le damos importancia”, razona Mariano Cebolla, de Migratoebre. No es una frivolidad. Sistemas parecidos se han probado con éxito en otros ríos, como en Canadá y Estados Unidos. Si funciona, se trasladará el proyecto a otros ríos mediterráneos y europeos.
La intervención facilitará el canal navegable de los peces en el Ebro catalán, reducido ahora a la sesentena de kilómetros que hay entre la desembocadura y el azud de Xerta, la primera barrera física. También se actuará en el azud de Ascó, 40 kilómetros río arriba. Finalmente, se actuará en la esclusa de Flix, a cinco kilómetros. Toda una autopista para la migración en un viaje plagado de obstáculos.
El Institut per al Desenvolupament de les Comarques de l’Ebre (Idece) costea el otro 50% de la inversión. Las primeras actuaciones en el río se llevarán a cabo este mismo año y está previsto que esta primavera entre ya en fase de pruebas el primer elevador de peces, después de casi dos años de trabajos y estudios previos. También se ha puesto en marcha una campaña para sensibilizar e informar a la población, especialmente en los municipios situados junto al río, y se está impulsando una red de voluntarios de Migratoebre para divulgar el plan.
Cuando se hayan construido los sistemas para sortear las barreras se procederá a la reintroducción del esturión, especie que puede superar los dos metros de longitud, con el traslado de ejemplares procedentes de Francia. De paso el siluro, gran especie invasora en el Ebro, tendrá al fin un competidor directo. En el caso de la anguila ya se han empezado a liberar crías, en puntos estratégicos como la esclusa de Flix, junto a la presa, para estudiar sus movimientos y de paso dar a conocer el plan. Hasta el 2018 no finalizará Migratoebre, ideado para que tenga continuidad en el tiempo.
Si se mejora la conectividad ecológica del Ebro, pasará lo mismo con los hábitats de las distintas especies, que tendrán mayor libertad para alimentarse y reproducirse, río arriba y abajo. “Las poblaciones, con el tiempo, aumentarán ”, prevé Gisbert. Los grandes migradores vuelven a casa.
La inversión, de 1,5 millones, construirá ascensores y rampas en el Ebro catalán El proyecto, con cámaras subacuáticas, servirá de modelo en otros ríos europeos