Béatrice Borromeo deslumbra en el Baile de la Rosa
El joven, hijo también de Isabelle Adjani, quiere ser músico
Tiene 20 años y el pelo del color que toca, hoy es rubio por arriba, oscuro en los laterales casi al cero, lo que marca la moda. Y las cejas, auténticas, como las de Cara Delevingne: de pequeño eran motivo de burla de sus compañeros, y hoy son top fashion. Esto es lo que hay.
Gabriel-Kane es el fruto del amor entre Daniel Day-Lewis e Isabelle Adjani, a la que, tras seis años de relación, el actor abandonó al nacer el niño, para ir tras Julia Roberts. El chaval, de entrada, tuvo un excelente pedigrí escénico, el padre con tres Oscar, dos Globos de Oro, cuatro Bafta..., y la madre cinco César, tres David de Donatello..., tenía el camino marcado como actor, pero los genes son sólo un dato.
Pasó infancia y adolescencia con cierto odio al padre, al que siempre culpó del abandono de mamá. Y se crió con ella evitando, hasta los 18 años, hablar del progenitor como medida preventiva. Compartió ese tiempo con su medio hermano del alma, Barnabé Nuytten, del grupo Aikiu, quince años mayor que él –hijo de una primera relación de su madre con el realizador Bruno Nuytten–, que le arrastró hacia la música. Desde los nueve años ya componía e interpretaba sus propias creaciones.
Adjani, la estrella, la diva, metió a Gabriel-Kane en el cine ( Adolphe) haciendo de hijo suyo (¿quién le niega nada a la Adjani en París?). Y aunque insiste en la música, él paga sus facturas haciendo de modelo. Abrió Chanel en París y Alfred Dunhill en Londres: le contratan más por su percha (1,87 de altura, ojos azules, buena facha) que por sus apellidos, aunque IMG lo fichó por ellos. Vive en un apartamento del Village neoyorquino, ciudad donde reside su padre con su esposa, Rebecca Miller, hija del dramaturgo, y sus dos hijos, Ronan (18) y Cashel (14), a los que ve relativamente poco. Pretexta que están a 45 minutos conduciendo. En cambio, ha restablecido el contacto con su progenitor de un modo fantástico para desarrollar tesis en los medios. Entrenan juntos en un gimnasio especializado en boxeo. Tal vez sea una nueva terapia para exigir (¿redimir?), a golpes consensuados, el pasado. Esperaremos resultados. De momento se empeña en la música. Alumno del prestigioso Berklee College of Music, se siente muy orgulloso del trabajo que ha hecho para Respire, el primer filme como directora de la actriz Melanie Laurent ( Malditos bastardos). Suya es la banda sonora y el tema central que interpreta en el filme, presentado en Cannes en el 2014.
Gabriel-Kane, que se desenvuelve en inglés y francés, toca con facilidad el piano y la guitarra, y aunque se declara fan absoluto de Sam Smith y John Legend, lo que le gusta de verdad es el rap. Su primer EP, que se titula Every scar is a healing place, incluye Gren auras, que tiene un aceptable videoclip, así co- mo una versión de la balada de Justin Bieber Love yourself. Pero el tema estrella que se intenta que suene es Ink in my venis, en clara alusión a su fascinación por los tatuajes.
Una afición heredada de su padre, aunque este prefiera brazaletes bizantinos, una sirena gigante en el brazo derecho, la silueta de una mano de bebé y un compás en el izquierdo, mientras el hijo se siente atraído por los pájaros y las frases en latín, entre ellas dos dedicadas a dos amigos fallecidos en el intervalo de una semana.
Abandonado por su padre al nacer, han recuperado su relación entrenando juntos en un ring de boxeo