Lorenzo triunfa en el primer gran premio de la campaña
El balear comienza como acabó, con una victoria soberbia tras un pulso con el avión rojo de Dovizioso
Tenía ganas de desquite Jorge Lorenzo. Y muchas. Se le escapaba por los ojos, le delataban el timbre de voz tenso y ese lenguaje no verbal de a ver quién se pone delante que tengo ganas, sediento de callar bocas, de mandar un recado en la pista a Yamaha, a Rossi y sus rivales. Lo representó con mímica al llegar al parque cerrado: se levantó sobre su moto, se llevó la mano a la boca y pasó la cremallera: “A callar”. Jorge Lorenzo, el vigente campeón, empezó el curso 2016 como acabó el 2015, con victoria. El primer piloto que enlaza los años ganando desde Casey Stoner en el 2009. Fue un triunfo soberbio, trabajadísimo, logrado tras un intenso duelo contra la velocidad endiablada de las Ducati de Dovizioso y Iannone.
En el circuito de Losail se repitió el guión del año pasado, cuando los pilotos Ducati se erigieron en herederos del Barón Rojo con sus Desmosedici voladoras de cuatro ale- rones. Iannone y Dovizioso también esta vez animaron la velada. Lorenzo ganó el primer ángulo con una salida fulgurante desde la pole, mantuvo el tipo en la primera vuelta, pero las Ducati, que habían saltado desde la segunda fila por encima de Márquez y Viñales, tomaron el mando desde el primer contacto que tuvieron con la larguísima recta. Exprimieron la velocidad endiablada de su máquina, vertiginosa punta de 350 km/h, y los dos ade- lantaron sin dificultad a Lorenzo en el paso por meta. El balear, viendo cómo se las gastaban, prefirió tomárselo con calma y quedarse detrás, tercero, sin precipitarse para recuperar la posición.
En el segundo grupo, Márquez –que había bajado en la salida del 2.º al 5.º puesto– también hacía subir la temperatura. En la tercera vuelta se reencontraba con su enemigo preferido. Sin cohibirse por tanto acoso verbal del Dottore, con genio y descaro, Marc le adelantó con un interior agresivo al cual el italiano no pudo responder. El termómetro también subía al frente de la carrera, ya que entre las dos Ducati se pasaban y se repasaban para establecer la jerarquía en su garaje. Aquello no iba a acabar bien. Dovi tuvo que levantar una vez la moto para no irse al suelo, pero fue Iannone, en la sexta vuelta, quien perdió la rueda delantera y se fue a rebozarse el mono de grava. Un favor para Lorenzo, ya que se quitó de en medio un rival duro de pelar. El balear subió al segundo escalón y Marc al tercero, con Rossi pegado a 3 décimas.
Comenzó entonces el segundo acto de la carrera: el ataque de Lorenzo. Después de acercarse sigilosamente a Dovizioso, en la novena vuelta le clavaba los colmillos en una apurada de frenada. Fue una dentellada certera, porque el italiano ya no se revolvió. Lorenzo empezó a incrementar el ritmo, con la intención de romper la carrera, de alejarse del peligro y largarse hacia la victoria. Pero no le resultó fácil. Dos mejores vueltas de carrera consecutivas las replicaba la Ducati, que calcaba sus tiempos. Una fortaleza de la máquina italiana que arma de razones a Jorge para esperar una oferta de Borgo Panigale y hacer esperar a Yamaha para renovar.
El remate de la victoria lo dio Lorenzo con la ayuda de Márquez, que a falta de cuatro vueltas lanzó su ataque sobre Dovizioso. La pelea entre el catalán y el italiano benefició al mallorquín, que aprovechó el escarceo para abrir más hueco, 8
TRIUNFO CON MENSAJE Lorenzo, ansioso por mandar un recado a Yamaha y a Rossi, demostró quién es el número 1
COM PETITIVA DUCATI Las motos rojas impresionaron y Dovizioso superó a Márquez en la última curva
décimas, a falta de tres giros. Ya casi lo tenía en el bolsillo. El martillazo definitivo lo asestó con una vuelta estratosférica, la 20, que le valió un nuevo récord del circuito de Qatar (en poder de Casey Stoner desde el 2008, precisamente con una Ducati) y un seguro para blindar el triunfo en los dos últimos giros, con 2,2 segundos de margen.
La última vuelta fue una gozada también, con Dovizioso y Márquez luchando por el segundo peldaño. Andrea demostró que no sólo tiene velocidad, también una aceleración de vértigo y sabe frenar. Marc le buscó los huecos, llegó a pasarle unos metros, pero en el último ángulo Dovi se quedó con la segunda plaza. Y Rossi, descolgado incapaz de seguir a los tres del podio, cerró con el cuarto puesto. Le tocaba callar ante el golpe de genio de Lorenzo. Y a Yamaha, tomar nota de quién es el jefe de filas.