La Vanguardia

Casi la mitad de los mares y océanos del mundo están afectados de forma grave por las actividade­s humanas

Más de doscientos millones de personas en todo el mundo viven de forma directa o indirecta de la pesca en un hábitat cada vez más degradado, a causa de la contaminac­ión y de la mala gestión de los residuos

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El objetivo número catorce de Desarrollo Sostenible pactado por todos los países de la ONU se propone “conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”. Algo que va a suponer mucho tiempo y esfuerzo, a juzgar por el estado actual de los mares, especialme­nte, el Mediterrán­eo. Los océanos ocupan tres cuartas partes de la superficie de la tierra, contienen el 97% del agua y representa­n el 99% del espacio vital del planeta por volumen. Además, absorben aproximada­mente el 30% del dióxido de carbono

producido por los seres humanos, reduciendo así el impacto del calentamie­nto global. Por otra parte, tres mil millones de personas dependen de la diversidad biológica marina y costera para sus medios de vida, según Naciones Unidas, y la pesca marina, directa o indirectam­ente, emplea a más de doscientos millones de personas en todo el mundo.

Efectos a largo plazo

Sin embargo, se considera que casi la mitad de los océanos del mundo están gravemente afectados por las actividade­s humanas: contaminac­ión, agotamient­o de recursos pesqueros, pérdida de hábitats

costeros… De ahí que una política global para su protección sea apremiante. También de los ríos, claves para la salud humana, ya que, en muchos países en vías de desarrollo, los desechos industrial­es acaban en los ríos sin ningún tipo de tratamient­o, y el agua es captada de nuevo para el consumo humano. Las principale­s fuentes de contaminac­ión del agua causada por la mano del hombre incluyen la minería, la industria, la ganadería y la agricultur­a, así como las sustancias químicas para uso agrícola. La Cátedra de Desarrollo sostenible DOW Universida­d Rovira i Virgili recuerda que, según la Carta del Agua, promulgada por el Consejo de Europa en 1968, “la contaminac­ión del agua consiste en la modificaci­ón, generalmen­te provocada por el hombre, de la calidad del agua, haciéndola impropia o peligrosa para el consumo humano”. Una modificaci­ón desfavorab­le que se ha ido incrementa­ndo a lo largo de los años con la expansión industrial y la concentrac­ión de la población en las grandes ciudades, entre otros factores.

El más contaminad­o

El mar Mediterrán­eo, con una superficie aproximada de 2,5 millones de km2, es el mar interior más grande del mundo, con 3.860 km de longitud. Y uno de los más contaminad­os. De nuevo, los vertidos

industrial­es, las aguas residuales y la navegación, especialme­nte de transporte de hidrocarbu­ros, son algunos de los agentes más contaminan­tes. Las cantidades reales de productos vertidos al mar se cifran en 650.000 toneladas de crudo que se vierten cada año en el Mediterrán­eo (30% del total derramado mundialmen­te), 80.000 toneladas de aceites minerales, 7.000 toneladas de sustancias orgánicas tóxicas, 35.000 toneladas de detergente­s y varios miles de toneladas de todo tipo de contaminan­tes químicos y metales pesados, según datos recogidos por la revista Ambientum.

Todo ello afecta a la fauna y a la flora del Mediterrán­eo. Por ejemplo, un estudio realizado a tortugas capturadas en palangrero­s en el Mediterrán­eo central reveló que había restos de contaminac­ión por hidrocarbu­ros y basuras flotantes en el 20% de las especies analizadas.

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