El embudo griego
Gobiernos e instituciones europeas se movilizan para enviar apoyo a Grecia
El cierre de fronteras de varios países europeos está provocando la acumulación en Grecia de una ingente cantidad de refugiados que, de cumplirse los acuerdos con Turquía, deberán cruzar el Bósforo de vuelta, una tarea para la que el país heleno necesitará ayuda.
Grecia no puede sola. Su primer ministro, Alexis Tsipras, exigió ayer a sus socios europeos y Turquía que cumplan con su parte del trato firmado el pasado viernes para deportar a casi todos los migrantes que lleguen de forma irregular. “Hay que hacer un esfuerzo fuerte porque la aplicación no va a ser fácil”, advirtió Tsipras. La entrada en vigor del acuerdo no ha frenado las llegadas: entre el domingo y el lunes, arribaron a las islas griegas 1.662 personas, muchas ajenas del destino que les espera. Tsipras apuntó a la responsabilidad del país vecino en acabar con el negocio de los traficantes de personas: “Si no se produce una reducción del flujo, no podremos evacuar las islas y aplicar el acuerdo”.
La colaboración europea también es fundamental. “Debemos actuar con rapidez y de forma coordinada durante los próximos días si queremos obtener resultados”; el personal de apoyo prometido “debe llegar rápidamente”. Gobiernos e instituciones europeas se están movilizando para enviar a Grecia el personal y medios materiales necesarios para hacer funcionar un plan que entraña grandes desafíos logísticos. La Comisión Europea calcula que para llevar a cabo la gigantesca operación de identificación y registro de emigrantes que se avecina (hasta ahora, pocos se sometían a ella, pues seguían su camino hacia Europa) será necesario desplegar en las islas griegas a 4.000 expertos en asilo (1.500 de ellos, griegos), además de 1.500 policías.
El coste del dispositivo será asumido por el presupuesto comunita- rio y se eleva a 280 millones de euros. En total, las ofertas de ayuda recibidas hasta ayer se elevan a 1.300 efectivos. La más importante viene de Francia y Alemania, que han anunciado el envío en común en los próximos días de 400 policías y 200 expertos en asilo. En cuanto a la acogida, las autoridades griegas han sacado de las islas a parte de las personas llegadas antes del domingo, de modo que los centros locales se dediquen sólo a las personas sujetas al nuevo régimen. El ejército griego trabaja en la construcción de nuevas instalaciones.
La decisión sobre las solicitudes de asilo estará en manos de jueces griegos pero la ayuda europea debería permitir un procedimiento acelerado para resolverlas en unos días. Si se declaran inadmisibles porque esas personas han vivido antes en Turquía, la ley europea permite reenviarlas a ese ‘primer país de asilo’ aunque recurran. Sólo en casos excepcionales, si pueden demostrar que en sus circunstancias Turquía no es un país seguro, se permitirá acceder al asilo en la UE.
Cuando el Gobierno turco amplíe a todos los refugiados el régimen de acogida que ya ofrece a los sirios, la UE planea deportar contingentes mucho mayores. Los cambios legales deberían adoptarse en breve; la Comisión ha enviado personal a Ankara para asesorar al Gobierno y vigilar que la reforma ofrece una protección “en línea con la Convención de Ginebra”. Acnur, la agencia de las Naciones Unidas para refugiados, lamentó ayer la “premura” de la entrada en vigor del plan “sin garantías plenamente efectivas” de dar un trato justo a todo los casos por falta de medios.
El acuerdo bilateral de readmisión de emigrantes irregulares ha permitido reenviar en un mes a cientos de personas. La previsión es que las cifras aumenten rápidamente con la decisión de mantener en las islas a todos los recien llegados, en lugar de llevarlos a la Grecia continental como se hacía hasta ahora. La UE se ha comprometido a reubicar desde Turquía por vías legales a tantos sirios como refugiados Ankara acepte de vuelta. Estas operaciones, a las que se quiere dar la máxima publicidad, empezarán el 4 de abril. También se quiere dar gran difusión a los buses y barcos que desde esa fecha retornarán a Turquía a gran escala a emigrantes económicos (se está organizando una flota de 28 autobuses y ocho barcos). El objetivo es dejar claro que el Egeo está cerrado. “Esperamos que las llegadas se reduzcan rápidamente”, asegura Bruselas. Si no es así, el plan habrá fracasado.
Las imágenes de deportaciones de irregulares y traslados legales de sirios a la UE se usarán para disuadir