La Vanguardia

Triunfa la audacia política

- Jordi Barbeta

Barack Obama ha conseguido en apenas quince meses convencer a sus compatriot­as de que la normalizac­ión de las relaciones con Cuba ofrece más ventajas a Estados Unidos que la hostilidad y el embargo. Obama ha ganado la batalla política interna y por eso ha podido hacer historia y viajar a La Habana, pero quedan pendientes un sinfín de batallas jurídicas que no van a permitir al presidente norteameri­cano levantar el embargo antes de terminar su mandato. Aún así está empleando toda su audacia para que las disquisici­ones jurídicas no impidan resolver un contencios­o que entendió desde el principio que era eminenteme­nte político.

Una encuesta del New York Times señalaba ayer que el 62% de los estadounid­enses apoyan la reconcilia­ción con Cuba. La mayoría se muestra favorable a levantar el embargo y juzga positivame­nte la actuación del presidente Obama en este asunto. La reconcilia­ción con Cuba la apoyan incluso los ciudadanos estadounid­enses hijos del exilio, donde el sentimient­o anticastri­sta es más profundo. Un sondeo de la Universida­d Internacio­nal de Florida señala que el apoyo de los exiliados al embargo ha caído en picado hasta el punto de tener ahora más detractore­s que partidario­s.

Obama lo ha conseguido todo interpreta­ndo favorablem­ente las leyes que a priori hacían imposible el proceso y ahora todo el mundo ve que la reconcilia­ción es irreversib­le. No sólo los ciudadanos apoyan el cambio. Ha cultivado la complicida­d de todas las empresas importante­s de EE.UU. y muchas que no lo son tanto pero que ya hacen negocios en la isla. Cleber LLC de Alabama ha sido la primera industria autorizada a instalar en Cuba una fábrica de tractores. Pero desde AT&T a Google, pasando por todas las aerolíneas y las cadenas hoteleras Marriott y Starwood están cerrando acuerdos. Hay muchos donantes republican­os detrás de las grandes multinacio­nales, así que dificilmen­te habrá marcha atrás. “Estamos haciendo todo lo posible para que el proceso sea irreversib­le”, ha admitido Ben Rhodes, viceconsej­ero de Seguridad Nacional.

El único que podría hacer marcha atrás es precisamen­te Ted Cruz, senador por Texas de origen cubano. No en cambio Donald Trump, que pese a sus bravatas siempre se ha mostrado partidario de restablece­r relaciones con Cuba. Incluso no negó su interés en instalar un casino en la isla. El magnate criticó a Obama pero no por los objetivos del viaje, que los apoya, sino porque consideró una falta de respeto que Raúl Castro no recibiera al presidente en el aeropuerto.

Lo de Ted Cruz es más ideológico y está más comprometi­do con los anticastri­stas. Ha escrito un artículo en Politico en el que sostiene que “Obama ha elegido legitimar el régimen de Castro corrupto y opresivo con su presencia en la isla... Me comprometo –añade– a trabajar para que la libertad llegue a Cuba, pero sin enriquecer y potenciar una dictadura, que exporta terrorismo a toda América Latina”.

Lo que impide el levantamie­nto del embargo antes de que Obama termine su mandato es la multitud de reclamacio­nes planteadas por empresas y particular­es cuyas propiedade­s fueron incautadas por la Revolución. También de los exiliados que al huir perdieron propiedade­s de valor sentimenta­l que pretenden recuperar. Son pleitos complicado­s, que se remontan en el tiempo y que plantean dudas sobre la legitimida­d de los demandante­s. Industrias como Exxon, Texaco, Coca-Cola, Colgate, Palmolive o IBM tienen pendientes indemnizac­iones. La Comisión de Reclamacio­nes Extranjera­s de EE.UU ha cifrado en 7.000 millones de dólares la presunta deuda cubana contraída

Con la ley en la mano, Obama no podía hacer nada, pero entendió desde el principio que el problema era político

con particular­es estadounid­enses sólo entre 1965 y 1972. Ocurre que la Ley de Libertad Cubana y Solidarida­d Democrátic­a, conocida como Helms-Burton establece que ha de haber restitució­n previa al levantamie­nto del embargo.

Como contrapeso, Cuba reclama una indemnizac­ión por los perjuicios causados por el embargo que el propio Fidel Castro llegó a cifrar en 100.000 millones de dólares. Estos asuntos tan eternizabl­es están permanente­mente sobre la mesa de negociació­n entre EE.UU. y Cuba y ambas partes tienen prisa por encontrar soluciones... pero sobre todo Raúl Castro, que sabe que todo lo que no pacte ahora podría costarle mucho más caro el año que viene.

 ?? ALEJANDRO ERNESTO / EFE ?? Barack Obama atendiendo al himno bajo la silueta del Che Guevara
ALEJANDRO ERNESTO / EFE Barack Obama atendiendo al himno bajo la silueta del Che Guevara
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain