Simula mula, que es la F-1
El nuevo sistema de calificación en las carreras de fórmula 1 fue un fiasco monumental. Alguien pensó que la emoción aumentaría si transformaban la qualy (pronúnciese como Wally) en una carrera por eliminación. Y no. Para nada. Se buscaba mantener la emoción de la pole hasta el último segundo y tres minutos antes de consumirse el tiempo ya estaba todo sentenciado, con los implicados vestidos de calle. Un desastre deportivo y televisivo de primera magnitud. La gente del motor es impaciente y de reacción inmediata. Te los imaginas tocando el claxon cuando no hace ni tres centésimas que el semáforo está en verde. Por eso, la retahíla de declaraciones con que nos han obsequiado pilotos, mecánicos y otros profesionales sobre el nuevo sistema de calificación conforma una antología del exabrupto. Una síntesis de la valoración general sería me, que décadas atrás fue un eufemismo para decir mierda con sólo dos letras, una me. Queda claro que a nadie le gusta y que tiene menos futuro que Florentino. El nuevo sistema de calificación F-1 nutrirá la lista de inventos efímeros, junto al ecu, el sistema Philips Video 2000 o el cartucho de 8 pistas de audio.
Lo más interesante del fiasco de Ecclestone es imaginar las reuniones durante las que se planteó el cambio de sistema. He participado, sobre todo con Oriol Comas, en la creación de muchas propuestas de juego competitivo, aunque de trascendencia incomparable. No sólo juegos de mesa cuyos prototipos hay que poner a prueba. También gincanas culturales para universitarios, finales de enigmas lingüísticos para radioyentes, concursos para usuarios de biblioteca, campeonatos para seguidores de aplicaciones... En la mayoría de los casos, se parte por analogía de reglas que ya se aplican con éxito a otras competiciones, se adaptan a las circunstancias concretas y se intenta comprobar cómo funciona el juego con las nuevas reglas. Testearlo, lo llaman. He asistido a muchas reuniones en las que se convence al cliente de la bondad del juego exponiendo las soluciones halladas a las pegas que han ido surgiendo en estas pruebas de ensayo y error que implican cualquier test. En la mayoría de los casos, los argumentos teóricos van acompañados de simulaciones sobre los desenlaces posibles que puede suscitar el sistema de juego. En un entorno multimillonario como la F-1 resulta difícil imaginar que una decisión como esta se tomase sobre argumentos únicamente teóricos. ¿De veras Ecclestone y compañía compraron que la qualy por eliminación sería más emocionante sin ver ningún test ni simulación? ¿De veras las decisiones se adoptan con el DRS?
¿De veras Bernie Ecclestone y compañía compraron la ‘qualy’ por eliminación sin ver test ni simulación?