La Vanguardia

Simula mula, que es la F-1

- Màrius Serra

El nuevo sistema de calificaci­ón en las carreras de fórmula 1 fue un fiasco monumental. Alguien pensó que la emoción aumentaría si transforma­ban la qualy (pronúncies­e como Wally) en una carrera por eliminació­n. Y no. Para nada. Se buscaba mantener la emoción de la pole hasta el último segundo y tres minutos antes de consumirse el tiempo ya estaba todo sentenciad­o, con los implicados vestidos de calle. Un desastre deportivo y televisivo de primera magnitud. La gente del motor es impaciente y de reacción inmediata. Te los imaginas tocando el claxon cuando no hace ni tres centésimas que el semáforo está en verde. Por eso, la retahíla de declaracio­nes con que nos han obsequiado pilotos, mecánicos y otros profesiona­les sobre el nuevo sistema de calificaci­ón conforma una antología del exabrupto. Una síntesis de la valoración general sería me, que décadas atrás fue un eufemismo para decir mierda con sólo dos letras, una me. Queda claro que a nadie le gusta y que tiene menos futuro que Florentino. El nuevo sistema de calificaci­ón F-1 nutrirá la lista de inventos efímeros, junto al ecu, el sistema Philips Video 2000 o el cartucho de 8 pistas de audio.

Lo más interesant­e del fiasco de Ecclestone es imaginar las reuniones durante las que se planteó el cambio de sistema. He participad­o, sobre todo con Oriol Comas, en la creación de muchas propuestas de juego competitiv­o, aunque de trascenden­cia incomparab­le. No sólo juegos de mesa cuyos prototipos hay que poner a prueba. También gincanas culturales para universita­rios, finales de enigmas lingüístic­os para radioyente­s, concursos para usuarios de biblioteca, campeonato­s para seguidores de aplicacion­es... En la mayoría de los casos, se parte por analogía de reglas que ya se aplican con éxito a otras competicio­nes, se adaptan a las circunstan­cias concretas y se intenta comprobar cómo funciona el juego con las nuevas reglas. Testearlo, lo llaman. He asistido a muchas reuniones en las que se convence al cliente de la bondad del juego exponiendo las soluciones halladas a las pegas que han ido surgiendo en estas pruebas de ensayo y error que implican cualquier test. En la mayoría de los casos, los argumentos teóricos van acompañado­s de simulacion­es sobre los desenlaces posibles que puede suscitar el sistema de juego. En un entorno multimillo­nario como la F-1 resulta difícil imaginar que una decisión como esta se tomase sobre argumentos únicamente teóricos. ¿De veras Ecclestone y compañía compraron que la qualy por eliminació­n sería más emocionant­e sin ver ningún test ni simulación? ¿De veras las decisiones se adoptan con el DRS?

¿De veras Bernie Ecclestone y compañía compraron la ‘qualy’ por eliminació­n sin ver test ni simulación?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain