De Mariano a Pablo Manuel
Cuando la prensa del país deja de cumplir su función de emplazar a los poderes y de exigir la plena vigencia de las libertades, ya sea por deserción, ya sea como resultado de presiones recibidas de origen político, social o económico, la democracia se degrada y de ese letargo sólo despierta cuando entra en acción el zarandeo de la prensa extranjera que acude a ocupar el vacío y a romper con el desistimiento cívico. Es entonces cuando quienes dormitaban en apacible e irresponsable siesta se sienten interpelados, salen del sopor, regresan al estado consciente, quedan invadidos por un rencoroso mal humor y buscan tomar venganza contra los impertinentes perturbadores que hablan otras lenguas.
Recordemos que el preámbulo de la ley de Principios del Movimiento de 17 de mayo de 1958 empezaba diciendo aquello de “Yo, Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortes del Reino...”. De manera que el general superlativo declaraba espontáneamente responder “ante Dios y ante la historia”, sin que al pueblo hubiera de rendirle cuentas ni brindarle mayores explicaciones. Pero, sin que estuviera mencionada, había una tercera instancia ante la cual Franco se había visto obligado a responder ya desde el inicio de la sublevación del 18 de julio y seguiría sintiéndose emplazado hasta su muerte: la prensa extranjera.
La situación es por completo distinta pero la tendencia de los instalados en el poder a rehuir la rendición de cuentas y quedar fuera de control es connatural a los que se encumbran, ya se trate de Mariano Rajoy y su vicepresidenta para todo, cuando se empeñan en escaquearse ante las reclamaciones del Congreso de los Diputados; ya se trate de Pablo Manuel Iglesias, cuando en el ámbito de la democracia interna exigible a los partidos procede a destituir con nocturnidad y alevosía al número tres de Podemos, Sergio Pascual, elegido con todas las de la ley por un órgano colectivo de la formación. Hay un interesante trabajo de Javier Olano sobre El caso Pablo Iglesias, la construcción del discurso político en el infoentretenimiento, que parece concluir que la búsqueda fundamental de la gente más que el cambio es la coherencia. Esa va a ser la piedra de toque de Pablo Manuel. Atentos.