La tortura del hambre
Cuando el hambre aprieta el cerebro no puede pensar. No olvidemos a los niños sirios cuyas madres alimentan con hojas hervidas. El hambre tortura, por eso cuando le pido a Ochen que cierre los ojos y recuerde los 21 años de guerra, habla del hambre. A los 12 años se atrevió a desafiar la única forma de vida que conocía y buscar la reconciliación y la reparación. A los 33 la revista Forbes lo situó entre los diez hombres más influyentes de África, y fue nominado al premio Nobel de la Paz por ayudar a cientos de niños y niñas víctimas de la guerra civil ugandesa. Ha recibido el premio Mundo Negro que otorga la revista comboniana y ha dado una conferencia en Barcelona invitado por el Grup de Cooperació Aguiluchos.