La Vanguardia

Artículo en negro

- Pilar Rahola

Gritaría basta una vez más, como tantas que he gritado en los muros de estos artículos que intentan ser una voz de alarma, un aviso, una baliza roja contra el horror que nos amenaza. Gritaría basta mil veces más, como lo hice en un libro reciente, harta de tanto error y complicida­d. Y sí, gritaría basta otra vez, porque hay que decir basta a tantos intereses espurios, a tantos amigos de dictaduras atroces que nos compran con dinero mientras llenan el mundo de fanáticos extremista­s, a tanto mirar hacia el otro lado. Gritaría basta a los acuerdos ignominios­os con los Putin a la turca, mercadeand­o con la vida de miles de almas; a los amigos del petrodólar que nos envían a imanes salafistas para fanatizar a las gentes; a los directivos que venden el alma de sus clubs deportivos a amigos del yihadismo. Una y otra vez gritaría basta al buenismo estúpido, al extremismo xenófobo, a las izquierdas y a las derechas que aprovechan la amenaza totalitari­a para vender sus recetas todo a cien. Gritaría basta a esa ONU feliz que nunca repudia a los tiranos y los convierte en celadores de los derechos humanos. Basta, otra vez, a los Trump que aprovechan un aten-

Nuestra política de Chamberlai­n sólo sirve para alimentar los huevos de esta serpiente letal

tado sangrante para hacer campaña, y a todos los de su calaña.

Basta una y mil veces, porque hace tanto que nos amenazan y nos matan, tanto que acumulamos montañas enormes de cadáveres, que ya deberíamos saber que nuestra política de Chamberlai­n sólo sirve para alimentar los huevos de esta serpiente letal. Gritaría basta a los fanáticos que usan a un Dios para violar, secuestrar, torturar, masacrar a miles de personas. Gritaría basta a los dioses del mal, para que volvieran los dioses de la luz. Basta, basta, basta.

Hoy, nuevamente, gritaría basta... si pudiera. Pero siento un cansancio enorme y no me sale el grito ni la rabia, sólo un hilo de pena que se convierte en soga y ahoga el ánimo. Otra vez las bombas, las víctimas caídas, los supervivie­ntes huyendo, la policía deshaciend­o el caos, el dolor contaminan­do el aire, los terrorista­s felices por haber sembrado el horror, la sangre, por haber manchado las calles de una ciudad tranquila. Y en este instante en negro no sé cómo escribir mis ideas ni dar argumentos para la defensa, ni siquiera sé cómo rezar con las oraciones de los no creyentes. Sólo sé que me siento cansada y que noto el cansancio de miles de cansados como yo misma, y que la fatiga de todos es un cansancio que agota las razones. Me ahogo, y si a pesar del ahogo puedo respirar, es porque imagino un mundo distinto, sin cerebros de mierda con bombas que esparcen el odio, sin dioses que los animan, sin amigos que los financian, sin cómplices que los camuflan. Imagino la libertad sobre la tiranía, la vida sobre la muerte. Y esa idea, cuando vibre un buen rato en mi interior, me curará la fatiga y otra vez volveré a gritar basta. Pero no será hoy. Hoy me siento muy cansada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain