Galaxia pictórica en Vic
Obras de primer nivel que sólo se pueden ver por separado en diferentes museos Dentro de la programación de Vic,
Capital de la Cultura Catalana 2016, la sala de exposiciones temporal del Museu Episcopal de Vic (MEV) acoge hasta el 25 de junio la muestra 116 anys de pintura catalana. La exhibición de veintidós obras de diecisiete de los pintores más destacados desde finales del siglo XIX, permite ver los trabajos de unos autores que han desarrollado un lenguaje propio y se han convertido en figuras libres, al margen de grupos o generaciones.
La muestra, excepcional, es un atractivo recorrido por la pintura catalana representativa de diferentes corrientes artísticas, desde el modernismo, el novecentismo o las primeras vanguardias, hasta el arte contemporáneo: Casas, Rusiñol, Sunyer, Mir, Gimeno, Dalí, Miró, Brossa, Ponç, Tàpies, Ràfols Casamada, Hernández Pijuan, Barceló, Guinovart, Perejaume, Borrell y Vernis.
A pesar de la disparidad de los autores representados, los movimientos artísticos que se pueden seguir en el MEV y que han ido surgiendo en Catalunya, también lo han hecho en harmonía con los movimientos aparecidos fuera de nuestro país. Amén de explicar la evolución pictórica catalana, la colección repasa la historia reciente de la pintura de una manera universal.
La exposición, comisariada por Anna Palomo (historiadora del arte), ofrece una oportunidad única para contemplar en un mismo espacio una selección de piezas artísticas de primer nivel, que habitualmente sólo se pueden ver por separado en diferentes museos, fundaciones o colecciones particulares. En este caso, las obras han sido cedidas por el Museu de Montserrat, el Museu Cau Ferrat de Sitges, el Museu Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, el MNAC, la Fundació Gala-Dalí, la Fundació Miró, el Macba, la Fundació La Caixa, la Fundació Antoni Tàpies, la Galeria El Carme, la Fundació Banc de Sabadell y la familia Vernis.
Sobre la función agitadora y vivificadora de algunos de los artistas presentes en el MEV, Anna Palomo afirma que “en un momento u otro, ha hecho falta un Miró que nos lleve a mundos oníricos; un Brossa que nos coloque justo en el eje entre lo cotidiano y lo extraordinario; un Hernández Pijuan que organice el espacio y el color; un Guinovart que nos ponga en contacto con la dimensión lírica y dramática de la existencia; un Borrell que nos ubique en la pulsión del tiempo estático, o un Tàpies que nos introduzca en los terrenos de la metafísica y de lo sublime”.
Entre las piezas más relevantes destaca el lienzo Retratant-se (1890), donde Casas i Rusiñol se pintan mutuamente. Otras joyas son Gitana del mantó vermell (1898), de Ramon Casas; La cala encantada (1901), de Joaquim Mir; Un poble empordanès (1918), de Francesc Gimeno (1918); Paisatge pagà mitjà (1937), de Dalí; Matèria en forma de peu (1965), d’Antoni Tàpies; La primera espurna del dia II (1966), de Joan Miró; Elegia al Che (1971 - 1978), de Joan Brossa; Ombres allargades (1984), de Ràfols Casamada; Xiprers a Folquer (1985) d’Hernández Pijuan; Paisatge 17 (1985), de Perejaume; o Taula dibuixada (1991), de Miquel Barceló. Durante los meses de abril, mayo y junio, las visitas a la exposición se adaptan al horario primaveral: de martes a sábado, de 10 a 19h; y los domingos y festivos, de 10 a 14h.