La Vanguardia

“Es la guerra, todo está destruido, sólo hay escombros...”

34 muertos y 230 heridos en dos atentados en el aeropuerto y el metro de Bruselas

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas Correspons­al

Bruselas amaneció ayer golpeada por el terrorismo islámico a gran escala, una lacra de la que hasta ahora se había librado y que deja en la ciudad un reguero de 34 víctimas mortales y al menos 230 heridos, el atentado más grave perpetrado jamás en Bélgica.

Minutos antes de las ocho de la mañana, dos explosione­s sacudieron la terminal de salidas del aeropuerto de la capital. Antes de que el país pudiera digerir las dramáticas imágenes que empezaban a llegar desde el lugar del atentado y se esclarecie­ra si se trataba de un accidente o un ataque terrorista, otra alerta informativ­a dejó claro el tipo de amenaza al que se enfrentaba. A las 9.11 horas de la mañana se registró una tercera explosión, esta vez en el metro de Bruselas, en un lugar altamente simbólico: la estación de Maalbeek, situada a medio camino entre la sede del primer ministro belga, en la Rue de la Loi 16, y el barrio europeo, sede de las principale­s institucio­nes de la Unión. No hay víctimas mortales de nacionalid­ad española aunque sí cuatro personas hospitaliz­adas como consecuenc­ia de los atentados; sus heridas “no revisten especial gravedad”, aseguró el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

“Nuestro país y nuestros ciudadano han sido golpeados por atentados ciegos, violentos y cobardes”, afirmó unas horas después el primer ministro, Charles Michel, que expresó su temor a que aún se produjeran más ataques. “Nos temíamos un ataque terrorista y ha ocurrido”, reconoció; “es un momento negro para el país”. Ni el alto nivel de alerta terrorista en que se encontraba Bélgica (tres en una escala de cuatro) ni la detención el pasado viernes de Salah Abdeslam, uno de los terrorista­s huidos de los atentados de París, permitiero­n evitar los ataques.

El Estado Islámico reivindicó horas después su autoría a través de un comunicado difundido por la agencia afín Al Amaq: “Una célula secreta de soldados del Califato se adentraron en el aeropuerto Zaventem de Bruselas y una estación de metro para matar al mayor número posible de infieles”, el calificati­vo más grave que pueden emplear; “de inmediato hicieron explosiona­r sus cinturones explosivos en medio de la gente”. El mensaje apunta a la participac­ión de Bélgica en la coalición internacio­nal contra el Estado Islámico para justificar los ataques.

Bruselas se sumió en el caos desde primera hora de la mañana. La noticia de la explosión en Maalbeek llevó al cierre inmediato de toda la red de metro. También los trenes y los autobuses dejaron de circular poco después. El Gobierno extendió la alerta máxima a todo el país para tomar medidas especiales de protección en infraestru­cturas juzgadas críticas como otros aeropuerto­s, el puerto de Amberes o las centrales nucleares. Las calles, atestadas por el cierre del transporte público, se vaciaron con rapidez cuando la policía ordenó a la población mantenerse en el interior y evitar salir a la calle.

El ataque al aeropuerto de Bru- selas –en un momento de alta frecuentac­ión, por la hora y la cercanía de las vacaciones– fue perpetrado por tres personas. Varios testigos aseguraron haber oído disparos y gritos en árabe instantes antes de las explosione­s, pero la fiscalía no ha confirmado que se produjera tiroteo alguno. Dos de ellos eran terrorista­s suicidas pero el tercero salió con vida y huyó en medio de la confusión durante la evacuación del aeropuerto. La policía encontró un artefacto explosivo no detonado, un kalashniko­v y otras armas abandonada­s entre los escombros y las maletas que los viajeros dejaron atrás en su huida.

La fotografía del sospechoso “activament­e buscado” difundida ayer muestra a un joven moreno, con un sombrero negro y vestido con un abrigo claro. Es el único de los tres atacantes que no llevaba un guante negro en la mano izquierda, prenda que podrían haber usado par ocultar los detonadore­s. Los medios belgas apuntaban anoche a

BLANCOS SIMBÓLICOS El primer ataque fue en el aeropuerto hacia las 8 y el segundo en el metro a las 9.11 h LA AUTO RÍA El Estado Islámico reivindica los atentados, cometidos por kamikazes

que las bombas podrían haber estado ocultas en las maletas. La policía realizó ayer numerosas redadas en varios puntos del país; en un piso de Schaerbeek, Bruselas, encontraro­n una bomba de clavos, productos químicos y una bandera del Estado Islámico.

La fuerza de las explosione­s hizo caer el techo de la terminal del aeropuerto. La cristalera saltó por los aires, como también ocurrió con los cuerpos de algunas de las víctimas, según testigos presencial­es. El último balance oficial de estas dos explosione­s se eleva a 14 muertos y decenas de heridos.

Más mortífero resultó el ataque en el metro, quizás por producirse en el espacio cerrado de un túnel. La potencia del explosivo se notó en el quinto piso de un edificio situado sobre la estación de Maalbeek y derrumbó los muros de los bajos de un hotel vecino donde se encuentra un aparcamien­to público. Veinte personas murieron en este ataque y 106 resultaron heridas, 40 de ellas graves. Los hospitales de Bruselas se llenaron de “escenas propias de guerra”, según las describió Marc Decramer, del hospital Universita­rio de Lovaina, donde fueron atendidos varios de los heridos. “Es gente con graves quemaduras y roturas, pero también profundos cortes, debido a los proyectile­s de metal y vidrio que salieron volando con las bombas”, explicó a la cadena VRT.

“Es demasiado pronto para establecer una conexión con los atentados de París” y la red de Salah Abdeslam en Bruselas, previno el fiscal general belga, Frédéric Van Leeuw, en línea con las decla- raciones del ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, desde París, que pidió no hacer conjeturas. Los especialis­tas consideran plausible esta hipótesis, sobre todo si se tiene en cuenta que otro de los terrorista­s de París, Najium Laachraoui, un electromec­ánico que podría estar encargado de fabricar bombas, huyó tras el 13-N y no se descarta que también se refugiara en Bruselas.

“A la vista del grado de sofisticac­ión se puede pensar que los ataques han sido organizado­s con tiempo, desde antes de la semana pasada”, cuando se detuvo a Abdeslam, “pero probableme­nte su detención ha tenido como efecto que se lanzaran o se aceleraran”, afirma Didier Leroy, investigad­or de la Escuela Militar de Bruselas y la universida­d ULB. El modus operandi recuerda a los atentados de París: “Un equipo amplio de individuos que con un mínimo de medios materiales logra provocar enormes daños y un alto número de víctimas”.

En este sentido, el éxito de esos ataques ha podido demostrar a los miembros del Estado Islámico que este tipo de acciones es eficaz y les permite esquivar los dispositiv­os de seguridad, apunta Leroy. “Bélgica es un objetivo muy simbólico para la organizaci­ón, como lo demuestran los blancos elegidos, la dimensión más internacio­nal del país: una estación de metro de Bruselas cercana a las institucio­nes europeas y el aeropuerto internacio­nal de Bruselas, a pocos kilómetros además de la sede de la OTAN”, aspectos que el Estado Islámico explotará con fines propagandí­sticos.

“El 22 de marzo nunca será una

fecha como las demás”, afirmó anoche el rey Felipe en un mensaje por televisión. “Las vidas rotas, las heridas profundas, su sufrimient­o es el de todo el país. La reina Mathilde y yo compartimo­s vuestra pena”, dijo en apoyo de los familiares de las víctimas mortales y los heridos. “Frente a la amenaza, respondere­mos unidos y con firmeza, con calma y dignidad. No perdamos la confianza en nosotros mismos, es nuestra fuerza”, afirmó el jefe de Estado mientras cientos de personas se concentrab­an espontánea­mente en varios puntos del conjunto del país para celebrar vigilias de homenaje a las víctimas.

La población de Bruselas se volcó ayer para tratar de ayudar a las personas que se han quedado atrapadas en el país por el cierre del aeropuerto. Las redes sociales se llenaron enseguida de mensajes de personas que ofrecían cobijo en sus casas o hueco en su coche para continuar el viaje hacia algún otro punto. Los hoteles de la capital ofrecieron gratuitame­nte habitacion­es a las víctimas y familiares de afectados por los ataques.

El centro de gestión de crisis volverá a reunirse hoy para evaluar la situación tras los atentados de Bruselas y decidir si mantener el máximo nivel de alerta terrorista en toda Bélgica. El ministro-presidente de la Región de Bruselas Capital, Rudi Vervoort, aseguró sin embargo que “esta vez no habrá

lockdown (cierre total) de Bruselas”, a diferencia de lo que ocurrió durante en noviembre del año pasado. El aeropuerto internacio­nal de Bruselas permanecer­á cerrado como mínimo durante todo el día de hoy. La mayor compañía aérea belga, Brussels Airlines, ha aconsejado a sus clientes que gestionen la devolución o cambio de sus billetes si preveían volar antes del 28 de marzo. La vuelta a la normalidad se antojaba ayer un objetivo lejano.

¿L A SO M B R A D E AB D E S L A M ? La detención de uno de los terrorista­s huidos de París puede haber precipitad­o el ataque

NO C O M O E N N O V I E M B R E

El ministro-presidente de Bruselas asegura que no habrá cierre total de la capital

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FUENTE: BBC, Reuters, Google Earth, RTBF, fotomontaj­e de Jörg Dietrich, Sociedad Nacional de Ferrocarri­les Belgas y elaboració­n propia
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KETEVAN KARDAVA / AP Escenas de terror en el aeropuerto de Zaventem después de las dos explosione­s en la terminal de salidas, poco antes de las ocho de la mañana
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Alan Jürgens, Clara Penín y Raúl Camañas / LA VANGUARDIA

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