Obama anima a los cubanos a la apertura
En La Habana, pide a Castro que no tema ni a EE.UU. ni al cambio
Barack Obama se dirigió finalmente a los cubanos y les llamó a abrazar los valores de la democracia y el libre mercado, dejando atrás las batallas ideológicas del pasado. A su presidente, Raúl Castro, le dijo que no tema ni a Estados Unidos ni al cambio.
“Muchos han sugerido que vengo aquí a pedirle al pueblo de Cuba que derribe algo, pero me dirijo a sus jóvenes, que son quienes construirán algo nuevo”, dijo el presidente estadounidense en su único discurso pronunciado en la isla. “He venido a enterrar el último rescoldo de la guerra fría en las Américas”, añadió, desde el escenario del teatro Alicia Alonso de La Habana, en cuyo palco principal estaban sentados los altos jerarcas del régimen, reacios a aplaudir en todo momento. El público tampoco aplaudió. Sólo lo hizo la delegación de congresistas estadounidenses.
El mensaje, emitido en directo por televisión, condensó los propósitos del acercamiento a Cuba que Washington impulsa: acabar con la confrontación estéril y propiciar mejores condiciones de vida entre los cubanos para estimular su despertar político.
“Es hora de terminar con el embargo, pero incluso si lo levan- táramos mañana, los cubanos no podrían desarrollar su potencial sin un cambio continuo en Cuba”, dijo Obama, enfatizando de nuevo que Estados Unidos no pretende imponer su sistema político y económico. “Creo en el pueblo cubano”, dijo en español, y dirigiéndose a las nuevas generaciones agregó: “Si no tenéis acceso a información en línea, si no os exponéis a diferentes puntos de vista, no alcanzaréis vuestras posibilidades y, con el tiempo, perderéis la esperanza”.
Incidiendo en su argumento, el presidente estadounidense defendió la democracia como el único sistema capaz de resolver los conflictos sociales y asegurar el bienestar de la gente, si bien admitió que la de su país es perfectible, aludiendo a las críticas de Castro. “Por muchos años, él ha señalado los fallos de nuestro sistema: desigualdad económica, pena de muerte, discriminación racial, guerras en el mundo (...). Su lista es larga. Pero el pueblo cubano debe entender una cosa: acepto de buen grado este debate y el diálogo. Es bueno. Es sano. No le tengo miedo”, explicó Obama, para luego encarar directamente al presidente cubano. “Mi visita aquí demuestra que no debe temer una amenaza de EE.UU. Y, dado su compromiso con la soberanía y autodeterminación de Cuba, también confío en que no tema las voces de su pueblo y su capacidad de expresarse, reunirse y votar por sus líderes. (...) Los ciudadanos deben ser libres de decir lo que piensan sin miedo, de criticar a su gobierno y de manifestarse pacíficamente”, afirmó.
Obama apeló también a la apertura económica como otra forma de libertad y elogió la fuerza emprendedora de los cubanos. “Tenemos un claro ejemplo de lo que los cubanos son capaces de construir y se llama Miami”, recalcó, en un guiño a la comunidad cubano-estadounidense. A ella se dirigió también para llamarla al reencuentro: “La reconciliación entre los cubanos, los nietos de la revolución y los nietos del exilio, es fundamental”.
Ni los jerarcas del régimen ni el público que llenó el teatro Alicia Alonso aplaudió el discurso de Obama