Ahora o nunca
Desde hace años intento convencerme de que el sueño será realidad. Ahí es cuando el corazón pesa más que la razón, pero el día a día, y más con los años, contradice los sueños. Somos tan distintos...: orígenes, culturas, leyes, religiones, geografía (algo que puede parecer inocuo y no lo es)... implican, condicionan y convierten a la tan deseada y soñada Europa en casi una utopía.
Quizás, en estos momentos, frente a una amenaza común seamos capaces de olvidar rencillas, disputas, opiniones distintas y hasta me atrevería a decir que odios o rivalidades cainitas para unirnos frente a un enemigo despiadado. Hablo de unión, una palabra desgastada y hasta paradójica en estos momentos, que en su día, años ha, forjó el sueño de unos visionarios encabezados por Schuman y su declaración de 1950.
Me refiero a Konrad Adenauer, Jean Monnet, Winston Churchill, Robert Schuman, Alcide de Gasperi, Paul-Henri Spaak, Walter Hallstein y Altiero Spinelli, llamados padres del sueño de una
Europa Unida. ¿Unida? Llámenme estúpido o quizás ignorante, pero mal que me pese veo ahora más desunión que nunca. En el seno de los propios estados de la Unión, se producen grietas. Y qué decir entre estados, y no hace falta que cite nombres, pues están en los medios cada día y, para complicarlo, por razones distintas. ¿Unión? Me temo que ahora o nunca. Sólo un enemigo común puede hacer el milagro y conseguir que olvidemos egoísmos y antepongamos el bien común al propio. Si lo hacemos así, preservaremos el legado y protegeremos a las nuevas generaciones. Si no somos capaces de escuchar, comprender y ofrecer generosidad, entraremos en una etapa de enorme desconcierto y ahí las predicciones se perderán en la entropía y el egoísmo. Está en nuestras manos. ¿Unión o desunión europea?
GABRIEL MASFURROLL Subscriptor Barcelona