Un jugador apuñalado en Málaga se recupera y espera volver a entrenarse
El club al que pertenecían los agresores se manifiesta contra la violencia
A Samuel le perdió su deportividad. El polivalente jugador del Alhaurín de la Torre B se demoró en el campo tras el partido frente al equipo de El Palo, en el campo de hierba artificial de esta barriada malagueña. Sus rivales habían conseguido el ascenso y se quedó rezagado para felicitarles, aunque el partido había sido de enorme tensión porque los dos equipos se jugaban mucho. Ya para entonces varios aficionados habían saltado al terreno de juego cuando alguien le sujetó por detrás mientras otro individuo le propinaba dos puñaladas.
Samuel Galán, 24 años, llegó por su propio pie al vestuario visitante pero inmediatamente se desplomó ante el asombro de sus compañeros. La rápida reacción de los servicios médicos le salvó la vida. Una de las puñaladas se había quedado a pocos centímetros del corazón. Ingresado en la UCI del hospital Carlos Haya, el martes pudo abandonarla para ser trasladado a planta.
“Como habíamos jugado con la equipación negra, al principio no nos dimos cuenta de nada. Pero nada más levantar la camiseta, comprobamos que estaba completamente lleno de sangre”, recuerda uno de sus compañeros de equipo. La suerte para Samuel, y para la Policía, es que como el partido entre El Palo y el Alhaurín se prometía conflictivo, el equipo visitante llevó dos cámaras de vídeo para grabar todo lo que sucedía, se supone que dentro del terreno de juego. En el momento de la agresión, una de las cámaras ya no funcionaba pero la otra lo recogió todo .
El martes se entregaba en comisaría uno de los dos agresores, un joven jugador de 20 años de la plantilla de El Palo. Acudió con su abogado al saber que la Policía le había identificado como el individuo que inmovilizó a Samuel Galván. El presunto autor material de los navajazos, también jugador de El Palo, aunque en el partido no había si- do convocado, se entregó anoche a la Policía Nacional y permanece detenido. A última hora de ayer, la juez decretó prisión provisional sin fianza para ambos agresores.
Lo sucedido con Samuel Galván es un episodio más de la violencia que a veces se desata en partidos de fútbol modesto, donde las condiciones de seguridad no son las idóneas. El delantero del Alhaurín de la Torre es un enamorado de este deporte que practica de manera amateur mientras se gana la vida con empleos temporales como socorrista en la piscina o haciendo chapuzas en las obras. También suele apuntarse a todos los cursos de formación que puede.
El agredido Samuel ya ha comunicado a sus allegados sus ganas de volver a entrenarse, pese a la gravedad de sus heridas, que pasaron cerca del corazón.
En la puerta del centro hospitalario, sus compañeros se detienen a comentar lo sucedido, aunque ninguno quiere identificarse ante el periodista. “Fue un jugador de El Palo el que le agarró y comenzó a darle puñetazos, después saltaron los espectadores armados con taburetes, cascos y algo parecido a un candado de moto”, recuerdan. “No es la primera vez que algo así sucede en el campo de El Palo y estoy seguro que no será la última”, señala otro.
A mediodía del miércoles, entidades ciudadanas de El Palo y representantes del propio club Centro de Deportes, se manifestaron en Málaga contra la violencia. El suceso viene a poner de manifiesto en opinión de Francisco Flores, presidente del Alhaurín, que “hay poca seguridad en los campos pequeños, por no decir ninguna. Es un punto para reflexionar porque son vidas, igual que las de Primera División”.
Samuel fue atacado cuando se quedó en el campo a felicitar a sus rivales por lograr la victoria y el ascenso