Un guion previsible y con lagunas
¡Menudo sorpresón! Los informes solicitados por Ada Colau avalan la viabilidad de ese proyecto de tranvía por la Diagonal que el gobierno municipal ya daba por incuestionable mucho antes de realizar el encargo. De hecho, me cuesta recordar un solo estudio que desaconseje un plan o un capricho de la autoridad competente. Sin embargo, los trabajos técnicos presentados ayer no despejan ni una sola duda sobre la conveniencia de tender una vía férrea sobre el asfalto de la gran avenida. De entrada, y esta no es una cuestión menor, esa factura de 100 millones de la que nos hablaban hace muy pocos meses se ha incrementado ya en 75 millones, así, de un plumazo, sin mover todavía una sola piedra. Por otra parte, la premisa de que la obra por la Diagonal disparará hasta cotas insospechadas la demanda de transporte público y hará que miles de ciudadanos del área metropolitana (el problema del tráfico en Barcelona tiene su origen en los accesos y salidas) aparquen sus coches y sus motos es tan atrevida que roza la ingenuidad. Si es así, y si en realidad la demanda del tranvía conectado (el medio de transporte más subvencionado por las administraciones públicas) va a ser mayor que la de algunas líneas de metro, uno se pregunta por qué hemos enterrado tantos cientos de millones de pesetas y de euros en el suburbano. Curioso, como también lo es que en la presentación de los informes no se dijera una sola palabra –al parecer ayer no tocaba– sobre quién y cómo va explotar el flamante tranvía. ¿Mantiene el gobierno de la ciudad esa idea de rescatar la concesión otorgada a una empresa privada? ¿Y a qué precio? Porque entonces esos 100 millones, que ya no son 100 sino son 175 y que podrían acabar siendo muchos, muchísimos más, no sé de dónde saldrían. ¿De un ayuntamiento que contempla cómo el dinero ingresado en su caja va menguando peligrosamente? ¿De una Generalitat que tiene la deuda por castigo?