Una historia en mil imágenes
Una exposición recorre por medio de la fotografía la transformación metropolitana y los cambios sociales de Barcelona desde 1860 hasta el 2004
La historia se construye con letras, pero también con imágenes. Cada vez más. Una iconografía que nos llega desde el pasado, nos trae hasta el presente y nos cuenta lo que pasó y cómo eran las personas y los paisajes. A partir de hoy, la memoria gráfica de Barcelona entre 1860 y 2004 puede verse en el Palau de la Virreina, sede de la exposición La metrópolis en la era de la fotografía, que recoge en mil documentos gráficos el desarrollo urbanístico y social de la urbe en este periodo histórico.
Es más de un siglo de vida ciudadana. La escritura es un arte mediante el que se aportan datos y se despiertan sentimientos que deben apoyarse también en la imaginación que es capaz de suscitar quien empuña la pluma. La fotografía es emocionante, porque nos permite aproximarnos de forma real a quienes nos precedieron. En esta muestra vemos cuatro o cinco generaciones de barceloneses y los contemplamos en su entorno: su barrio, su ciudad. Caminamos con los contemporáneos de nuestros bisabuelos, abuelos, padres y hermanos, para recorrer escenarios lúdicos (las Exposiciones, las diversiones) o sangrientos (la Setmana Tràgica, la guerra). En realidad, es una forma también de verlos a ellos.
Organizada por La Virreina Centre de la Imatge y el Institut de Cultura de Barcelona (Icub), la exposición cuenta con un millar de imágenes –fotos, reproducciones de prensa, carteles o documentales– que se distribuyen en 18 salas. Tienen 58 procedencias diferentes, entre las que se cuentan 38 instituciones y 20 coleccionistas privados.
Jorge Ribalta, comisario de la exposición, ha dividido la colección en seis grandes momentos históricos: la aprobación del plan Cerdà y la Exposición Universal (1860-1888); el surgimiento de la prensa gráfica, la apertura de la Via Laietana, la reforma de Montjuïc y las retóricas del modernismo (1888-1929); los años treinta y la Guerra Civil (19301939); la hegemonía del paradigma humanista y el nuevo periodismo de la transición (19401970); la recuperación de la ciudad y el movimiento vecinal (1970-1992); y las nuevas luchas sociales (1992-2004).
Las primeras imágenes de Barcelona fueron daguerrotipos realizados en 1839 por Ramon Alabert. Se captaron en el entorno del Pla de Palau, centro entonces del poder político, y no han con- servado. La imagen que abre la exposición es un daguerrotipo de la casa Vidal Quadras, en el paseo Colom, que data de 1848. Este es el pistoletazo de salida de este viaje por la historia, donde encontramos los primeros repertorios, encargados por instituciones, y que se organizaban en álbumes, alguno de los cuales puede verse aquí: unas verdaderas joyas.
Nos deslizamos por la ciudad que se abre al derruir las murallas; por la urbanización derivada de las exposiciones; por el dramatismo de la Setmana Tràgica, cuando el fotoperiodismo irrumpe en los medios; por la Guerra Civil; por los barrios suburbiales nacidos del desarrollismo, y que no están tan lejanos en nuestra memoria; por la eclosión de los Juegos Olímpicos.
Paseamos por la aparición de los movimientos vecinales, por las reivindicaciones urbanas; por las tendencias culturales. Ribalta explicaba ayer en la presentación que se trata de la “historia de la vida pública de las imágenes”. La Vanguardia comenzó a incluir fotos en los textos en 1910. Es la emoción de caminar con quienes compartieron vivencias con nuestros abuelos y padres. Y así, ahora ,también con nosotros.
La primera foto de la ciudad se captó en 1839: un daguerrotipo del Pla de Palau, pero no se ha conservado