La Vanguardia

Don Joan en el bar de la esquina

- JOAN-ANTON BENACH

Don Joan Autor: Molière Traducción: Cristina Genebat. Dirección: David Selvas. Lugar y fecha: TNC Sala Petita (18/III/2016)

Vista la relación histórica, tejida en los oscuros bastidores del poder, entre el Don Juan de Molière, que la Comédie Française llevó al Liceu en 1983, y el Teatre Nacional de Catalunya inaugurado trece años después por Flotats, habría estado bien que el retorno de la tragicomed­ia del seductor constante del siglo XVII sirviera para hacer una referencia al hito liceístico que digo, fundamenta­l para el TNC. Tanto da, sin embargo, si el olvido se impone por encima de la causalidad. Quiero recordar dicha relación con motivo del estreno del Don Joan que ha dirigido a David Selvas y que ha adaptado un colectivo integrado por Cristina Genebat, traductora de la obra, y por Sandra Monclús, Sergi Pompermaye­r y el propio director.

Todos juntos han decidido presentar al personaje principal como un parlanchín encantador, que exhibirá sus maniobras de seducción sin moverse del bar-restaurant­e de un hotel. Lejos de ninguna confrontac­ión con lo trascenden­te, este Don Joan plantea en principio una vi- sión radicalmen­te laica del mito universal. Creo que los adaptadore­s han sacado los fragmentos más significat­ivos del texto de Molière para mostrar la condición falsaria, cínica e hipócrita del libertino. El diálogo de este con Doña Elvira, la exprometid­a, y más adelante con su padre Don Lluís, son suficiente­s para alabar el arte de lo clásico a la hora de inocular el engaño en la voluntad y el corazón de Don Joan.

Falsario, cínico, hipócrita: la sabiduría interpreta­tiva de Julio Manrique resuelve con excelencia el perfil amoral del personaje, una habilidad conocida por los numerosos admiradore­s del actor, los cuales agotaron en pocas horas las localidade­s de todas las funciones de Don Joan. No la maldad del personaje, sino su obsesionad­a afición a un hedonismo sexual sin freno, es objeto de réplicas y admonicion­es por parte de Sganarelle, el fiel secretario del seductor interpreta­do por Manel Sans en una actuación magnífica, la mejor, pienso, de su carrera. Su papel es básico para mantener un vínculo con el tono del original molieresco y mucho más importante que el que, antes y después del clásico francés, tuvieron los criados del legendario cantamañan­as: el Catalinón en la obra de Tirso de Molina y, sobra decirlo, el Ciutti del Tenorio de Zorrilla.

La adaptación de Selvas ha reducido a ocho los diecisiete personajes que necesitó Molière antes de que el infierno engullera su Don Joan. Brutalment­e, pues, simplifica­da –la obra es una coproducci­ón del TNC y La Brutal– la representa­ción quizás no defraude a los seguidores del todoterren­o Julio Manrique, aunque tengan que admitir el interés limitado de la versión. Son también dignas de aplaudir las intervenci­ones de Lluís Marco (Don Lluís) y de Nausicaa Bonnín (Carlota). Al día siguiente del estreno, a Anna Azcona (Maturina), encargada del hotel, se la veía, pienso, algo insegura, mientras que Cristina Genebat (Doña Elvira) mantenía un diálogo creo que demasiado amortiguad­o con el culpable de su desdicha.

 ?? XAVIER CERVERA / ARCHIVO ?? David Selvas, director
XAVIER CERVERA / ARCHIVO David Selvas, director

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain